El muerto estaba calentito. Talleres había perdido la final con Gimnasia (M), con escándalo incluido, y eso, no sólo significaba jugar el Federal A nuevamente sino un freno para la flamante gestión de Andrés Fassi.

Ese día nadie durmió en el mundo Talleres y muchos menos el presidente albiazul. Es más, convocó a las 7.30 de la manaña del día siguiente a todo su grupo y a todo el semillero, en el predio. Ahí arrancó todo, bien de abajo y no paró más.

El proyecto no podía nacer muerto con ese duro revés. Arregló con Frank Darío Kudelka y luego armó el plantel. De ahí, hasta hoy pasaron tres años y así como la propuesta fue refundar a Talleres desde lo institucional, el DT logró que los jugadores lo hicieran en la cancha.

Y los resultados llegaron, pero no fue por fruto del azar, sino por un estilo de juego que el DT intentó y logró desde la misma tercera categoría del fútbol argentino hasta la divisional superior en la que llegó a ser el escolta de Boca por siete fechas. Ser internacional, tras 17 años, ratifica que sigue por el buen camino.