Con gol de Junior Arias, la T derrotó 1-0 a Patronato. Sus hinchas ya palpitan el clásico que se jugará el 15 de octubre en el Gigante de Alberdi.

“Que en Alberdi, cueste lo que cueste, en Alberdi tenemos que ganar”, fue el grito de despedida de los hinchas de Talleres luego del triunfo por 1-0 ante Patronato.

Es que la cabeza de los más de 40 mil fanas que alentaron a la T ya está en ese partido especial que se jugará en casa del eterno rival el próximo 15 de octubre.

Y había que pasar a los paranaenses y, con gol de Junior Arias a los 30 del complemento, lo derrotaron por la mínima aunque pareció poco por lo bien que jugó el equipo.

Con la victoria de este domingo, Talleres sumó 10 puntos y llega entonado al denonimado “derby cordobés” de estos tiempos.

Sabiendo su obligación de triunfo como local, el equipo de Kudelka salió a atacar desde el inicio a Patronato que vino a Córdoba a tratar de jugar lejos Bértoli, su arquero.

Pero, la presión de los muchachos albiazules casi no lo dejó. Con un impecable Guiñazú comandando al equipo desde el medio, la T por momentos metió en contra de su área al rival.

Y, afuera, en las tribunas las ansias para que llegue el gol pareció contagiar a los jugadores que estaban imprecisos en la definición de las jugadas.

Muchos intentos desde afuera con Juan Ramírez, Bebelo Reynoso, Lucas Olaza y Sebastián Palacios terminaron rechazados por el arquero o pasando cerca de los palos.

Cuando se intentó llegar con juego asociado, faltó esa cuota de tranquilidad para convertir en los últimos metros.

Zozobra. La “alerta amarilla” se encendió en los locales por la amonestación del Cholo Guiñazú que, cuando Patronato recuperaba algo de dominio, quedaba expuesto.

A pesar de ese pequeño contratiempo, Talleres se paró mejor y siempre incomodó a la defensa roja y negra.

Casi en el final de la primera parte, hubo una jugada polémica: entrando al área de Patronato, por derecha, Palacios forcejeó con Márquez, su marcador y todo el Kempes pidió penal.

El árbitro Fernando Rapallini hizo seguir. Y, el final de la etapa, lo encontró al Albiazul en el mejor momento.

Cerca de un gol que, hasta ese momento, era esquivo y no encontraba un mínimo resquicio por donde colarse Y llegó el segundo tiempo.

En la segunda parte, la T volvió a repetir la fórmula: atacando desde todos los sectores, entraba por una defensa que sólo se dedicó a resistir y que hacía agua por que los atacantes siempre eran más que los que defendían.

A los 11, los hinchas ensayaron el grito de gol. Gandolfi marcó un gol luego de centro de Olaza pero el árbitro lo anuló por posición adelantada.

Luego de esa jugada, Talleres no se bajoneó y siguió yendo al frente tratando de conquistar el gol que largamente merecía.

Los ánimos de los hinchas se alteraron con la expulsión del DT Kudelka por protestas al árbitro y, seguidamente, una supuesta infracción a Palacios dentro del área de Patronato.

Pero, había convencimiento dentro y afuera de que el gol iba a llegar. Y desde el banco llegó la solución: a los 30, Ortiz, que había reemplazado a Juan Ramírez, hizo una gran jugada por derecha para que Junior Arias, que ingresó por Torres, la mande al fondo del arco y traiga el alivio para un equipo que merecía ganar.

La explosión del gol dio lugar a que la hinchada cambie la temática y ya empiecen a jugar el clásico contra Belgrano. “En Alberdi tenemos que ganar”, volvió a sonar y el “cada vez nos falta menos para volvernos a ver”, atronó desde los cuatro costados.

Y sí, los fanáticos albiazules, festejaron en tono medido el triunfo ante Patronato, un conjunto que llegaba como la presunta “Cenicienta” de la Superliga pero que en Córdoba demostró muy poco respecto del lugar que ocupa hoy en la tabla de posiciones.

Ahora, Los Matadores no piensan en otra cosa que no sea ganarle al rival de toda la vida en su renovada casa de barrio Alberdi.