70 años. Los cumple hoy, y mañana la “T” jugará con una camiseta que en su pecho dirá “Daniel ‘el Loco’ Willington. 21/8/74. El gol de los Estadios”. Aquel tanto de tiro libre de 40 metros a Belgrano.

Cumple años Daniel Alberto Willington; el fútbol y Talleres también. “Son 70 años y la mayoría fue acá. Es que yo soy Talleres. Mi familia lo es. Es como que todos tenemos un año más. Es todo para nosotros. Mi viejo se murió jugando acá. Mi cuñado Humberto Taborda. Jugamos con mi hermano Pepino. Mi hijo”, dice “el Loco”. Cumple años Willington y el gol imposible a Belgrano de la final del 21 de agosto de 1974, más la anécdota que todo el mundo quiere que diga. Una y otra vez. Cumple Willington y también “El Daniel de los Estadios”, el título de una crónica inolvidable que escribió el gran periodista Nilo Neder para retratar la adhesión que despertó su fútbol en todos lados.

Cumple él y también, en el cielo futbolero, les toca a su papá Atilio “el Toro” Willington y a su cuñado Humberto “Cacho” Taborda. Cumple años “el Loco” y los que se sintieron vivos al verlo triunfar como Francisco “Paco” Cabasés, el intendente histórico de la Boutique que le pidió al “Toro” que se dejara de joder y lo hiciera debutar en Talleres.

Cumple Willington y también las leyendas que de él crearon tipos como Jorge Valdano quien se sintió humillado cuando lo enfrentó en la Boutique porque “El Loco” pidió barrera a 40 metros del arco y estudió los dos perfiles antes de pegarle a un tiro libre, el día que debutaba con Newell’s.

Cumple años Willington y los hinchas. Y también la Boutique donde mañana será distinguido por estos 70 años del delantero que nació en Guadalupe, Santa Fe, pero que será cordobés por siempre. Cumple años el entrenador. El que condujo a la “T” al ascenso en 1994 junto con José Trignani y también su humor. “Hola cara e’ bombita”, le dijo a Mundo D. Y ahí arrancó.

“Son momentos lindos. Veo que estoy vigente. La gente me quiere. Veo que algo he dejado en el deporte de Córdoba. Hay otros jugadores que quizás han sido más que yo. Y no han tenido la suerte de que por tener carisma, no les haya pasado lo que uno vive”, comentó.

–El día que inauguraron su tribuna hubo casi dos mil personas y muchos ni siquiera habían nacido...
–Querían ver qué era. Hay muchas formas de verme. Cada uno me tiene catalogado distinto. “El Loco”, “el Daniel”, los hinchas rivales me gritaban borracho, ja. Muchos apodos. Pero hace 30 años que dejé de jugar. Los viejos les han ido transmitiendo a sus hijos y éstos a sus nietos. “¿Qué tanto hablan de éste?”, deben haber dicho. Y por eso quizá me quieran conocer. Había tantos buenos jugadores en esa época... Mi viejo era mi crítico principal. Tuve que ir a la reserva. Jugaba “Tata” Sánchez, Romero. Era goleador, pero me corría para ser wing.

Hoy cumple 70 años, pero las distinciones comenzaron el jueves pasado. El Concejo Deliberante se vino abajo y el periodista-escritor- poeta Daniel Salzano acompañó el evento con sus palabras. “Sigo esperando que vuelva a jugar Daniel Willington, para llevarle los botines y entrar gratis a la cancha”, dijo Salzano, como en “Cuentas pendientes”, del libro Los mejores 50. “Me llamo Daniel, pero Willington nos robó a todos la chance de ser llamados, porque es ‘el Daniel’”, agregó Salzano.

–¿Y usted qué hizo cuando escuchó eso, Willington?
–Humor. Se trataba el

tema del transporte en el Concejo y yo dije: “Pido acá a los concejales que para que no nos multen a todos por alcoholemia, pongan un colectivo gratis para que nos busquen del boliche y nos lleven a casa”.

Con Vélez. El fútbol de Córdoba lo conoció a los 16 años; el de Buenos Aires lo hizo tres años más tarde: el 25 de marzo de 1962, cuando vistió por primera vez la camiseta de los de Liniers, en un partido ante Huracán. “Me había ido mejor en la preparación del equipo, en un amistoso ante el Boca del brasileño Orlando y Rattín (9 de marzo, ganó Vélez 1-0). La gente me empezó a querer ahí, en el partido previo a mi debut oficial. Yo llegué como centro forward y como había grandes jugadores como (Rubén) Fernández y (Miguel) Basí­lico, don Victorio (Spinetto) me puso de ‘10’ y me tiró más atrás. Tuve suerte y así empezó todo”, supo decirle a Gustavo Farías en el diario.

–¿Sos el máximo ídolo de Vélez?
–Eso lo dice la gente. Me siento reconocido. Creo que es más por ser un tipo común que por el futbolista. Mi nombre ya está en una calle, un gimnasio, una tribuna. Soy un agradecido.

En Vélez lo descubrió “el Negro” Fontanarrosa y escribió un texto increíble después de verlo en aquel Vélez campeón de 1968 ante su Central y lo tituló: “El Exorcista”. Vio como bajaba a la pelota endemoniada y le sorprendió más que cómo el padre Karras le sacó el diablo a la niña en la película.

“Escribió eso y me distinguió. Como Nilo Neder con ‘el Daniel de los Estadios’. Su crítica servía. No se preocupaban por lo que hacías afuera de la cancha. Si tenías una salidita y esas cosas. El diálogo era más personal. Te preguntaban que te pasaba y vos contestabas. Y uno contaba si tenía un problema en la casa o estaba peleado con un amigo o lo había perdido. Como me pasó a mí, con un gran amigo que perdió la vida en un accidente. Cosas que te bajan anímicamente y que a mí me enfermó”, recordó.

–El 15 de agosto se cumplieron 50 años de su debut en la selección.
–Tenía dos meses jugando en Vélez y me llegó la citación. No lo podía creer. Había jugado para la juvenil y era uno de los primeros provincianos en hacerlo. Era difícil ir de Vélez. Me fue bien. Hubo cinco tapas de El Gráfico, donde escribían Panzeri, Juvenal, Ardizzone...

La sorpresa. En 2009, Willington fue operado de un aneurisma de aorta abdominal. “Me salvé de pedo”, dice una y otra vez. En pleno proceso de rehabilitación, se desencantó con la “T”. “Esa vez dije que Talleres iba a desaparecer si nadie lo ayudaba. Era un proceso largo. Nuccetelli hizo un edificio, pero algunos de los que lo rodearon, lo socavaron. Llevándose su partecita en cada transferencia”, recordó. Ahora dice: “Deseo que todo vaya bien. Porque la gente que está ahora, está haciendo bien las cosas. La última vez como entrenador, en 2005, me fui porque me querían imponer jugadores. Estaba tercero. Me mandaron a buscar con una jueza y les dije que no era un delincuente sino un técnico que no iba acceder a nada”.

Al final de la nota llegó el gerente del Fondo de Inversión, Ignacio Rinaldini, con la camiseta que la “T” lucirá mañana con la leyenda “Daniel ‘El Loco’ Willington. 21/8/74. El gol de los Estadios”. Willington se emocionó y contó, la génesis de ese tanto: “Estaba enculado”.

–¿Cómo?
–Ya me había pasado ante Altos Hornos Zapla. Entraba cuando faltaban 20 minutos y ya tenía problemas con eso. Y la gente, que esperaba un gol, decía: “Ahí entró ‘el Loco’. Podemos ganar”. Cuando me paré para entrar, los hinchas de Belgrano me putearon. Mi hermana, que estaba en la tribuna me dijo: “Haceles uno que les dure toda la vida”. “Va a ser para vos”, le contesté. Como para decirle algo. El tiro libre era unos metros después de la mitad de la cancha. “Está lejos”, me dijo “Cacho” Taborda y yo le dije: “Correte que la voy a tirar a la calle Rioja”. La pelota entró en el ángulo, pegó en el soporte y salió. Lo cobró el linea porque el juez Vergonzi no lo vio. Ese día ganamos el título.

“El Loco”, “el Daniel”, los hinchas rivales me gritaban borracho, ja. Muchos apodos. Pero hace 30 años que dejé de jugar. Los viejos les han ido transmitiendo a sus hijos y éstos a sus nietos.