Los refranes suelen expresar verdades populares, reglas socioculturales cuasi inequívocas, realidades parafraseadas frecuentemente imposibles de eludir. Pero como en toda regla, en estas proposiciones metafóricas también hay excepciones. He aquí un claro ejemplo de un "hombre" que tropieza más de una vez con la misma piedra.

Talleres va convirtiéndose poco a poco en un ser que resiste cualquier tipo de ley natural. Talleres se quemó con leche, y no sólo que no lloró al ver a la vaca, sino que volvió a tomar la taza, una y otra vez, y otra vez, y otra vez. Y volvió a quemarse. Y es como si nada pasara, porque está a punto de volver a hacerlo.

El hincha de Talleres sabe que se aproxima el invierno y, tras pasar el momento más duro deportivamente hablando (derrotas, no ascensos, fracasos), se viene la parte más compleja en cuanto a lo intelectual, a lo cognitivo. Temporada tras temporada, el hincha albiazul debe predisponerse a aprenderse de memoria un plantel completo, totalmente nuevo. Google, Wikipedia, la Base de Datos del Futbol Argentino, o cualquier fuente informativa a mano, puede convertirse en la única herramienta válida para hacerse del conocimiento vital a cerca de cada cara, de cada nombre. Porque claro, alguna vez llegó algún Lussenhoff, algún Viveros, algún Maidana, algún Cobelli, o alguno de esos que uno dice "a este lo tengo de algún lado". Pero por lo general, eso a Talleres no le sucede. Habitualmente desfilan por los pasillos de la Boutique o los vestuarios del Mario Kempes, cuales turistas con sus cámaras de fotos, ilustres desconocidos. Y el hincha tiene que empezar por saber cómo se llama, continuar por conocerle el rostro, averiguar de dónde viene, encontrar alguna imagen o video para ver que tal juega, para comenzar a dilucidar qué tiene para ofrecerle al club.

Ivan Dragojevic, Sergio Valenti, Claudio González, Claudio Bustos, Mauro Algecira, Leandro Álvarez, Cristian Basualdo, Silvio Dulcich, Guillermo Torsiglieri, Mauro Herman, Damian Groso, Nestor Cabrera, Anthony Silva, Ricardo Moreyra Aldana, Franco Dolci, Guillermo Baez, Sebastián Bartolini, Jonatan Battauz, Martín Cabrera, Brian Robert, Bardo Fierro, Emanuel Fernandez Francou, Ignacio Anívole, Mateo Martinelli, Jorge González Barón, Gabriel Ruiz, Luciano Precone, Federico Pomba, Walter Ledesma, Nicolás Romat, Emiliano Perez, Lucas Farías, Michael Etulain. Absolutamente imposible unir nombre con rostro. Misión sumamente compleja determinar en qué temporada se presentó cada uno. Ignotos futbolistas que llegaron y alternaron buenas con malas, mas malas que buenas, y que, indefectiblemente, todos condujeron a Talleres al incumplimiento de los objetivos.

Es cierto, algunos nombres que llegaban, sonaban familiares. Al menos, la noción de haberlos escuchado nombrar al algún club mínimamente conocido, existía. Federico Lussenhoff, Alexander Viveros, Gonzalo Bustamante, Damian Felicia, Joel Barbosa, Lautaro Trullet, Hector Cuevas, Ivan Borghello, Jorge "polo" Quinteros, Paulo Rosales, Lucas Wilchez, Sebastián Cobelli, Luis Salmerón, Emanuel Rivas, Martin Bernacchia, Celso Esquivel, Cristian Zermatten, Gastón Stang, Fabio Pieters, Juan Pablo Rezzónico, Walter Ribonetto, Francisco Dutari, Diego Erroz.

No dudo el cúmulo de sensaciones encontradas que han de generar semejantes listas. Algunos "qué bien que andaba" o "qué lástima que se fue". Muchos "a qué vino" o "cómo nos robó". Hasta quizás algún "¿y éste quién es?" pueda entremezclarse en medio de pensamientos y sentimientos. Todo mezclado.

Todo mezclado, sin sentido de pertenencia, sin identificación con el club. Así pasó un plantel detrás del otro, sin resultados positivos, sin éxitos deportivos. Y un poco así, también, se siente el hincha. Ya no sabe quién es quién. Ya no sabe quién es de acá y quién no. Ya no sabe quién siente la camiseta, quién viene a trabajar como un profesional, o quién viene de paseo. Y no lo sabe, no por incapacidad propia, sino, me atrevería a decir, por incapacidad ajena. Es cierto que en todos los clubes los movimientos y transferencias son variados. Pero la dirigencia de turno en Talleres (sea cual sea la temporada, el nombre a cargo, el presidente, el comité, el gerenciamiento, el fideicomiso o el fondo de inversión) aparenta esforzarse por destruir bases y empezar de cero. Así, no hay proyecto a largo plazo que aguante. Y ya está visto que los proyectos a corto plazo, no rinden.

Para este nuevo ciclo, las caras nuevas ya comenzaron a enfilar hacia Barrio Jardín, y ya arrancaron con la pretemporada. Diego Aguiar (30 años, arquero), Elias Bazzi (31 años, defensor) Jesús Nievas (33 años, defensor), Rodrigo Chavez (22 años, defensor), Ceferino Santos (26 años, volante) Javier Villarreal (33 años, volante) Marcos Carrasco (26 años, volante), Albano Becica (26 años, volante), Diego Chitzoff (32 años, volante) y Maximiliano Velazco (22 años, delantero), son los diez refuerzos que ya llegaron a Talleres. Sí, una barbaridad. Y puede que lleguen más aún (Suenan, entre otros, Tevez y Klusener, de Guillermo Brown de Pto. Madryn). Paradójicamente, tras una temporada récord en cuanto a debuts en primera de pibes del club, vuelven a llegar incorporaciones a granel. Dato al margen: Vale el ejercicio de comparar las edades de los juveniles que debutaron el torneo pasado con las de los futbolistas que llegan para éste.

Los planteles enteros que llegaron, nunca consiguieron los objetivos planteados. ¿No será hora de cambiar la estrategia? ¿No habrá llegado el momento de cambiar de camino, para no seguir tropezando innumerables veces con la misma piedra? La ilusión se renueva, la gente se entusiasma. Los pibes invierten en la pilcha nueva, los socios renuevan, los hinchas compran entradas. Un nuevo Torneo Argentino A se acerca. A priori, el panorama no cambia. Ojalá este sea sólo un juicio duro e injusto, y la temporada 2012/2013 finalice con un nuevo equipo cordobés en la Primera B Nacional. Ojalá.