Granero no. Llamó la atención la ausencia de Carlos Granero, poseedor del 30 por ciento del paquete accionario de Ateliers, en el Estadio José María Minella, teniendo en cuenta que siempre acompaña al equipo en todas partes. Quien sí asistió fue el nuevo dueño del club Carlos Ahumada, con todo su séquito (los abogados Martín Magram y Jacobo Grossman; el presidente ejecutivo Gabriel Fadda y el gerente deportivo Martín Villalonga). El único integrante de la antigua estructura que estuvo en Mar del Plata fue Humberto Grondona.

Con el intendente. Carlos Ahumada visitó en Córdoba el jueves al intendente de la ciudad Daniel Giacomino, confeso simpatizante del «Matador», y le obsequió una camiseta oficial del club de barrio Jardín.

Espiando por TV. Los jugadores de Talleres miraron en el hotel el clásico entre Belgrano e Instituto, e inclinaron el aliento para el lado de los de Alta Córdoba. Algunos se mostraron indiferentes al resultado, pero igual espiaron un poco los movimientos de la «Gloria», rival en la próxima fecha.

La que viene. Talleres enfrentará a Instituto en calidad de visitante, animando el clásico de la 23ª fecha de la B Nacional, el sábado a las 17.10. La dirigencia de los albirrojos pretende trasladar el encuentro hacia Alta Córdoba, pero la Policía en principio no le daría el visto bueno, por lo que lo más probable es que el escenario será el Chateau Carreras. El plantel retomará los entrenamientos mañana a las 17 en La Boutique.

En capilla. Leandro Alvarez, Lucas Rimoldi, Iván Borghello y Marco Torsiglieri reúnen cuatro cartones amarillos y están en capilla.

¿Cambio de predio? El jueves se había anunciado que las divisiones inferiores que compiten en AFA iban a entrenar en el predio de Fiat, pero finalmente es un hecho que trasladarán la actividad al complejo «Cacho», camino a 60 cuadras.

Tres intrusos. Desafiando la medida que prohíbe el acceso de hinchas visitantes, tres simpatizantes albiazules ingresaron al estadio para ver a su Talleres querido. Dos eran oriundos de barrio San Roque, y el restante era el célebre «Colorado» René Batán, incondicional a su equipo en cualquier punto del país.