Una gran concurrencia alentó a Talleres en su primer partido del año como local.

Los hinchas de Talleres se tenían fe. El triunfo de visitante ante Platense, como nunca, se las devolvió, después de que la hubieran perdido antes del receso con aquella derrota ante Tiro Federal de Rosario, que lo situaba en los puestos próximos a la reválida.

Esa victoria, más los destellos de fútbol que mostró el equipo con las nuevas incorporaciones, caso Rosales y Viveros, fueron motivación suficiente para que 30 mil hinchas se llegaran hasta el Chateau, pese a que la tarde daba para irse a las sierras. Y para aquellos que están en todas, había una inquietud extra. “Che. Dicen que hoy estará el nuevo gerenciador. ¿Será cierto que el de la contra ni arranca, al lado de Ahumada? Por lo pronto, ya puso todo el ‘filo’ y no me interesa saber de dónde lo sacó”, decían varios hinchas cuando iban llegando al estadio.

Emociones mezcladas. El partido paseó a los hinchas por un sinnúmero de emociones. Hubo goce e impensados “oles” por el 2-0 parcial determinado por los goles de Maidana y Rosales. “Increíble. Cómo juega el petiso. Ese siempre jugó bien contra nosotros. ¡Al fin acertaron con un jugador!”, dijo un simpatizante en referencia al ex enganche de Unión.

Luego, con el 2-2 que alcanzó Almagro, empezaron los cuestionamientos. “¡¡¡Insua!!! Y los cambios. ¡Mirá cómo estamos!”, gritaban varios plateístas. Con el gol de Cuevas, todo el mundo siguió parado el juego. Ni hablar cuando llegó el 3-3 de Almagro. “Estamos igual que antes. El arquero no tiene manos”, dijeron los pesimistas de siempre. Ni hablar cuando se lesionó Rosales y debió salir. “Uh... Sonamos. ¿Y ahora?”, se escuchó decir a otros agoreros.

El gol de Borghello, a esa altura uno de los más cuestionados por los tantos errados anteriormente, desató la fiesta total. “Olé, Olé, olé; olé, olé, olá...” fue el hit que todo el Chateau cantó, un poco mechado con algunas dedicatorias a los primos celestes.

En el aplausómetro cotizaron muy bien las acciones de Héctor Cuevas, Iván Borghello y Alexander Viveros.

La alegría fue total. Ambas cabeceras estuvieron ocupadas por las distintas fracciones de la barra brava albiazul, pero no se registraran incidentes. En el partido amistoso entre Boca y Talleres, jugado en Racing, hubo amenazas entre integrantes de “la Fiel” y “las Violetas”, pero nada pasó.