La gerenciadora de Talleres encomendó a la empresa Moon Group la organización del multitudinario encuentro de hinchas albiazules, con el fin de que puedan ver en el Orfeo, a través de una pantalla gigante, el clásico del sábado en el Chateau, al que sólo podrán entrar los hinchas de Belgrano, de acuerdo a la reglamentación afista que prohíbe el ingreso del público visitante.

Incluso anoche, antes del partido, fue anunciado por la voz del estadio y se informó que la fiesta empezará a las 15.

El Orfeo se habilitaría para cinco mil personas y los hinchas que decidan concurrir deberán abonar una entrada. "El contrato se firmaría hoy. Habrá dos sectores. El sector de la pista, calculado para dos mil personas, y el de la tribuna roja, para tres mil", informó José López, gerente general del Orfeo. ¿Los precios? Rondarían los 20 pesos y habría venta anticipada en la sede albiazul y en tiendas Vesta.

De esta manera, se le dará una alternativa a los hinchas para que puedan vivir el clima de cancha. Pero, además, la idea es evitar que se repita el episodio del Instituto-Belgrano en el que muchos parciales celestes concurrieron al Chateau, pese a la prohibición, y como varios de ellos gritaron los tantos de su equipo, fueron detenidos. "Está todo avanzado", dijo Luciano Flores, de Ateliers, quien agregó que se realizan gestiones para que TyC Sports no emita el partido para Córdoba Capital.

La Policía, ni. Las autoridades policiales resolverán hoy qué cobertura le darán al evento. "Lo estamos evaluando. El Orfeo está bastante cerca del Chateau y nos puede traer algunas complicaciones en lo que se refiere al cruce de hinchadas", dijo Hugo Ceballos, jefe de Planificación de la Policía cordobesa.

"Recibimos la nota hoy (por ayer) y fue elevada al estado mayor policial. Es una situación crítica. Es la primera vez que vamos a meter una hinchada en un lugar cerrado. Ver el partido en una pantalla implica que se trabaje con poca luz. Además, en las inmediaciones hay comercios y puede traer alguna complicación", concluyó Ceballos.

Si la Policía no lo autoriza, los organizadores piensan contratar a una empresa de seguridad privada.