Triunfo bien hecho (BH)
Daniel Potenza /
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Sin jugar un gran partido, Talleres superó a Ben Hur 3 a 1 con dos goles de Borghello y uno de Quiroga. Con un partido más, alcanzó a Belgrano en la punta de la B Nacional.
Luciendo más cómodo en la chapa final que en el rendimiento futbolístico, Talleres superó con bastante esfuerzo a un limitado Ben Hur de Rafaela 3 a 1 que por momentos lo complicó, y desnudó las falencias de un equipo al que le sigue faltando trabajo. De todos modos, la victoria en sí no se discute porque Talleres supo aprovechar con contundencia las situaciones que tuvo para hacer la diferencia. Tuvo gol y Ben Hur no.
En el mismo momento en que el público albiazul -que volvió a decir presente en buen número- comenzaba impacientarse, Talleres hizo su única aparición en el área santafesina: lateral de Alvarez sobre la derecha, habilitación a Cuevas quien la paró y la bajó para Borghello, y éste que brinda una asistencia perfecta a Quiroga, quien ingresaba por la izquierda para resolver con categoría sobre la salida de Aguiar. Explotó el Chateau y ese gol sirvió para que el hincha albiazul cambiara el humor que en sentido adverso comenzaba hacerse sentir.
Iban 35’ y hasta ahí, el partido había ofrecido mucho de nada. Con el condimento de que si había que ponderar la organización de uno de los dos, esa fue patrimonio de Ben Hur que para sorpresa de todos, tuvo la posesión del balón durante muchos minutos y transcurrió una buena parte del primer tiempo, en el campo albiazul. Sucedió claro, porque se animó pero especialmente porque advirtió las falencias de un Talleres que nunca hizo pie en el sector medio donde ni Dolci, ni Basualdo lograron encontrar dónde pararse y cómo darle vértigo a una pelota siempre rápida, atravesando esa parte del terreno con mucha velocidad hacia Brasca. Talleres volvió a repetir un déficit táctico que ya ha mostrado en partidos anteriores: se “aflautó”, dejó espacios apetecibles entre una línea y otra, los cuatro del medio achicaron poco y nada, nadie se hizo cargo de la pelota y en ese aspecto extrañó horrores a un Miralles quien, si bien está en cancha para lastimar arriba, tiene vocación y generosidad para bajar y administrar los tiempos de la pelota.
Borghello no lo hizo, Buffarini fue descolorido y Quiroga entró poco en juego. Eso fue todo. Talleres ganó la etapa. Sólo eso.
En el arranque del complemento y casi como una constante de la etapa inicial, Ben Hur en 8’ pudo haber puesto el partido sobre tablas. Mellado quedó sólo ante Brasca y Torsiglieri con un esfuerzo sobrehumano pellizcó el balón desde atrás, y a los 8’ como en el parque de diversiones, la “BH” tuvo tres chances por un peso. Tiro libre de Barreña que Brasca sacó en estirada fenomenal, en el rebote Mellado le acertó al travesaño y sobre la izquierda Cereseto tomó el rebote para exigir al arquero albizul.
Ben Hur no empató ahí y ya no lo haría jamás. Porque después Talleres haría gala de su enorme eficacia en los palos de Aguiar y con el ingreso de Rimoldi, tendría ya la prolijidad, la vocación por jugar que le había faltado. En 4’ resolvió la cuestión: primero con un remate defectuoso de Basualdo que le quedó a Cuevas y éste, que anda torcido para el arco, intentó definir, lo hizo mal pero la pelota le quedó a Borghello quien desde ángulo cerrado la metió y ahí nomás, una jugada que inició Rimoldi (pareció sobrar el partido con rabona inluida) y continuó Quiroga, cruzándola al medio para que Borghello pusiera el tercero con categoría. Ahí se terminó el partido. Talleres se floreó recostado sobre un resultado que le era más generoso que su propio rendimiento. Ben Hur, aún con todas sus limitaciones nunca dejó de buscar y nunca dejó de complicar a un Talleres que a pesar de la diferencia siguió siendo largo, vulnerable y muy desordenado. Tanto fue así que Ben Hur descontó y hasta pudo marcar algún gol más.
Talleres ganó. Porque tiene con qué lastimar. Aunque Capitano debe seguir trabajando.