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Talleres se fue de Mendoza con la cabeza gacha. Independiente Rivadavia desnudó los desacoples defensivos de la "T". Foto: Gentileza Los Andes.

Hugo García /
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Un gol separó a Talleres de un empate ante Independiente Rivadavia. ¿Ese mismo tanto terminará por condenar al archivo a una puesta en escena con tres delanteros? ¿O dejará abierto el crédito para tratar de mejorar aprovechando la enseñanza que dejó el 1-2 del último jueves en Mendoza?

El razonamiento de Salvador Capitano ha venido acompañado de los resultados (abolió la línea de tres porque perdió en el debut, transitó por un 4-4-2 y varió al 4-3-3 de los últimos tres partidos).

Igualmente, el DT de Talleres ha demostrado apertura de criterio. La prueba más cabal es haber alineado a Borghello, Miralles y Cuevas, y respaldarlos con Dolci y Buffarini. Trató de aprovechar el hecho de que varios jugadores sintonicen la misma frecuencia, para establecer una diferencia respecto a los rivales, en un ejemplo de que los jugadores hacen a la táctica y no al revés.

Ahora bien: el hecho de que Talleres intentara jugar como protagonista, lo entusiasmó y lo preocupó casi en la misma medida. Es que aún no hubo equilibrio entre el acto de atacar y el de saber defenderse, con y sin pelota. ¿Pero no ganó bien ante Aldosivi e Instituto? Sí. Pero fue gracias a que logró convertir antes de consolidar su juego. Y eso le permitió jugar con la desesperación del rival y crear un escenario propicio para la sociedad Miralles-Borghello. ¿Y cómo defendió? Hubo desacoples (recordar las salvadas del arquero Brasca ante Aldosivi), pero el poder de gol y la generación de situaciones (cuatro o cinco por partido) taparon todo.

Independiente Rivadavia fue su baño de realidad. A Talleres lo atacaron con criterio y, además, le quitaron la pelota. Sin la redonda, la cancha se le hizo enorme a Basualdo (Buffarini y Dolci estaban lejísimos). Así, el que se animara, llegaba de frente a los pesados del fondo albiazul.

Salir de ahí le costó un tiempo a Talleres, aunque el 0-2 parcial pareció “baratito”. La reacción fue positiva porque aún con 10 futbolistas, descontó y acorraló al local. Pero la falta de puntería de Borghello, Miralles, Cuevas y Herman, y las salvadas de Vivaldo, lo dejaron rengo. Ahora, la expulsión de Miralles le da a Capitano la chance de incluir un volante más (Rimoldi pide pista) y guardar el plan actual, al que aún le faltan un par de horneadas. ¿El gol que no llegó será determinante para el cambio de táctica?