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Talleres hace 19 partidos que no gana de visitante, con cinco empates y 14 derrotas. La última victoria, hace más de un año, ante Ferro (1-2), por el Apertura 2006.
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Brasca, junot a otros jugadores, se retira cabizbajo.

David Vázquez
Especial para LA MAÑANA desde Mendoza

Talleres cayó en su excursión ante Independiente Rivadavia 2 a 1, y se quedó con las ganas de ser puntero. Reaccionó tarde y cuando tenía uno menos, por la expulsión de Miralles.

No hay caso, Talleres no puede ganar fuera de casa. Cayó ante Independiente Rivadavia 2 a 1, y prolongó a 19 encuentros su racha sin alegrías en feudo ajeno. Además, desperdició una importante chance de convertirse en el único puntero de la B Nacional Talleres pareció no despertarse de la siesta en la noche cuyana. El local lo madrugó de entrada, ya que desde temprano había abierto la cuenta, cuando a los 6’, una buena jugada colectiva entre Martín Gómez y Martinelli desembocó en un centro que el “Gordo” Germán Real, en soledad, lo tradujo en gol de cabeza, aprovechando la marca estática de la defensa.

Lejos de reaccionar, los dirigidos por Salvador Capitano optaron por el pelotazo como principal recurso para inquietar en el arco de enfrente, aunque sin éxito, lógicamente, porque sus líneas lucieron muy desparejas. Los tres volantes nunca encontraron respuestas defensivas, y perdieron constantemente en esa zona. Por ello, los defensores albiazules tuvieron que sortear un escalón en función de jugar, buscando a los delanteros, pero la precisión no fue justamente lo que abundó en el funcionamiento.

Los delanteros nunca pudieron imponer su estilo, que tanto réditos le dio la fecha pasada, debido a que fueron absorbidos por la retaguardia del local. Y dentro de ese contexto, la “Lepra” inclinó definitivamente la cancha a su favor. Las situaciones de gol no tardaron en llegar. La tuvo Fernández, después Negri, pero sus remates se fueron afuera por poco. Pero a los 26´, una jugada dio muestras claras de las falencias defensivas de Talleres en las pelotas paradas: un centro cruzado de Fernández al corazón del área encontró la cabeza de Héctor Cuevas, quien en su afán de despejar, terminó de clavar un golazo en su propio arco. 2-0 y justicia, porque de los dos fue el local el que siempre intentó, e incluso pudo aumentar el marcador, pero falló en contundencia. Borghello de cabeza tuvo el descuento a los 46´, aunque Vivaldo respondió con eficiencia.

El complemento mostró la otra cara de la moneda. Talleres, con orgullo propio y con más ambición que juego convirtió en figura a Vivaldo. El arquero le tapó un mano a mano a Borghello, y siempre estuvo atento para evitar la caída de su red.

Tras la expulsión de Miralles (exagerada por parte del árbitro) el albiazul mostró lo mejor de su juego. A los 11´ el ingresado Matías Quiroga descontó tras un centro rasante de Buffarini, y tuvo tiempo para acomodarse y marcar el gol.

Después la tuvo Franco Dolci de volea, aunque su remate se elevó por sobre el travesaño. Y de contra el local también respondió, con un remate de Fernández y una jugada que Ferrero demoró en definir. Talleres insistió, sin muchas ideas, pero nada pudo hacer, porque su destino estaba sellado. Los de barrio Jardín vieron privados su sueño de ser líderes, principalmente dieron todas las ventajas en el primer capítulo, y su esfuerzo en el complemento no fue suficiente.