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“El gol de Talleres que más grité fue uno que le hizo Beccérica a Boca, por el torneo Metropolitano en el ’82. Perdíamos 3 a 0 en el Chateau, pero el “Pollo” lo empató sobre la hora. Impresionante”.

Federico Jelic /
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Santos “Falucho” Laciar, albiazul, y Rubén Torri, albirrojo, aman el fútbol y el boxeo por igual. Por eso, viven el clásico intensamente y golpe va, golpe viene, adelantaron el choque del viernes.

La víspera del clásico ya se nota en el ambiente. Sus hinchas lo viven con mucha ansiedad y siempre hay lugar para las cargadas que aportan su dósis de picardías cómplices. Por eso otras actividades también se prestan para darle más color al Talleres-Instituto que se viene. En este caso, el boxeo.

En un rincón se ubica Santos «Falucho» Laciar, ex campeón del mundo de la categoría Mosca y Super Mosca e hincha fanático de Talleres. En la parte opuesta del cuadrilátero, lo espera su adversario. Se trata del periodista Rubén Torri, relator de innumerables veladas boxísticas y futboleras, que continúa vigente con más de 50 años en la profesión, además de ser confeso simpatizante de Instituto. Ambos anticipan el derby cordobés con LA MAÑANA, en un cruce pacífico y con fallo, todavía, sin definición.

«Yo soy hincha de un club, no de una empresa como mi amigo ‘Falucho’, que es de un equipo que no me acuerdo el nombre pero queda pasando el Hipódromo... No me sale, pero se que no tiene cancha. Al menos, a Instituto lo siguen manejado los socios y eso es un orgullo», pega primero Torri, en tono de broma.

La réplica no tardó por parte de Laciar: «Eso es verdad, pero lo más digno del fútbol de Córdoba lo dio Talleres. Jugamos copas internacionales, en el Estadio Azteca, en Brasil. Somos los más grandes y nadie lo puede negar».

- ¿Quién gana el clásico?
- (Laciar) Será muy parejo, pero le tengo fe a Talleres porque venimos de un triunfo y vamos a seguir de racha.
- (Torri) Yo no opinó más, porque le erré 400 mil veces. Digo que gana uno, y siempre pierde. Me pasó toda la vida, ya estoy curado de espanto. Así y todo, espero que gane Instituto. Son partidos especiales, trasmití 29 Boca-River, y sé lo que son los clásicos.

- ¿Cómo ven la medida que no deja entrar al público visitante?
- (L) Muy mala, porque le quita todo el folklore que sólo dan las tribunas. Hay gente que va a la cancha en paz, para alentar a su equipo, y le van a privar ese derecho por culpa de unos pocos violentos.
- (T) Es una aberración, una incoherencia. Siempre terminan pagando los inocentes. Se da por la incapacidad de los encargados de organización, porque el fútbol se muere si no hay hinchas.

- ¿Tienen cosas en común el fútbol y el boxeo?
- (L) Sí, más vale. Pese a que uno es un deporte colectivo y el otro individual, la pasión que hay en el entorno es similar. Además, cuando te hacen un gol en el último minuto es peor que un nocaut. Es como un derechazo al mentón (risas).
- (T) La única diferencia es que en el boxeo, cuando te quedas sin piernas, estás frito. En el fútbol, si te cansas, le pasas la pelota al número diez y que haga lo que pueda (risas).

- Rubén ¿cómo lo ve a Falucho comentando boxeo?
- (T) Bien. Falucho nació para campeón mundial de boxeo, no para comentarista. No obstante, es admirable como en dos palabras explica una situación, con toda la sapiencia que tiene. Termina siendo más claro que el comentario de otro, por más que diga un discurso.
- (F) Me gusta comentar. Desde mi experiencia intento trasmitir lo que viví, lo disfruto mucho.

- ¿Cómo se portaban ustedes como futbolistas?
- (T) Muy bien, yo era «7» y terminaba abrazado al alambrado, corría mucho pero no sabía tirar centros. Jugábamos en una canchita de barrio Matienzo, y como era el más grande, me iba adelante, porque eran más troncos que yo. Metía la pata fuerte cuando era necesario.
- (L) Yo jugaba de «4» o de «8». Hice las Inferiores en el Talleres de mi pueblo, que curiosamente tiene los colores rojo y blanco en la remera. Yo intentaba jugar, no era de pegar patadas. Pegaba trompadas, eso sí, arriba del ring.

Falucho, de cinturón azul y blanco

Más allá de que Santos Benigno Laciar es reconocido como simpatizante de Talleres, la primera vez que asistió a una cancha en Córdoba, fue para ver a Belgrano. Pero cuando se cruzó con la «T», nació un amor a primera vista.

«El propio Talleres se encargó de hacerme hincha. Llegué en el ’77 y presencié toda esa campaña espectacular. Perdimos la final con Independiente. Me acuerdo de Valencia, Willington, Bravo, la rompían todos. Y más cerca en el tiempo, Mario Bevilacqua me dio muchas alegrías», recordó el ex pugilista oriundo de Huinca Renancó.

Además, pudo concretar el sueño de todo hincha, ya que el año pasado, en el aniversario del club, jugó el preliminar con las viejas glorias de la institución. «Ese fue un momento que no me voy a olvidar mientras viva. Estar en la cancha, hacer una pared con los jugadores a los que yo alentaba desde la tribuna, la verdad no tiene precio».

Como referente de la hinchada, “Falucho” siempre está presente cada vez que Talleres juega de local y disfrutó el fin de semana pasado, cuando se sacó la mufa de nueve meses sin ganar en Córdoba. «Yo iba lo mismo a todos los partidos, y no había forma. Siempre pasaba algo y no podíamos ganar. Estuve en las buenas y en las malas. Al fin rompimos ese maleficio y espero que no se repita nunca más».