-
Es la primera victoria del año. Derrotó 2 a 1 a Aldosivi en el Chateau. Ahora se viene el clásico con Instituto. Está previsto para el viernes pero podría ir el lunes 3.

Daniel Potenza /
[email protected]

Después de nueve meses, Talleres se regaló una victoria y la festejó con unas 15 mil personas en el Chateau. Le ganó con autoridad a Aldosivi por 2 a 1 con goles de Cuevas, quien junto con Maidana y Torsiglieri, fue uno de los abanderados del triunfo.

Talleres parió una victoria dramática, estresante, después de nueve meses que no lograba semejante excitación ante su gente.

La victoria no se discute porque arrancó ganando en el umbral del partido y después sobre el final, a pesar de los nervios, de los intentos de Aldosivi y de que todo el estadio le imploraba al árbitro por el pitazo final, el triunfo albiazul debió ser más holgado, más tranquilo, más generoso, con relación a las situaciones que Talleres generó en el arco de Campodónico en el transcurso de todo el segundo tiempo y que vaya a saber por qué Borghello, Miralles y Cuevas fallaron en cada estocada final.

Esa deficiencia del equipo de Capitano lo agrandó a Aldosivi y obligó a que todo Talleres dentro y fuera de la cancha estuviera con el grito ahogado en la garganta hasta el cierre del partido.

Talleres ganó bien, se sacó la mufa que durante casi un año lo persiguió en condición de local, situación también que conspiró para la tranquilidad institucional de un club que por primera vez en mucho tiempo, con esta victoria se regaló un cachito de alegría.

En el arranque del juego, el elenco albiazul sorprendió con el primero de los goles de quien sería el héroe de la «T»: Héctor Cuevas. Pelotazo largo de Maidana a la salida de un tiro libre, el balón que cae llovido, bombeado, con el viento a favor sobre el área rival y Cuevas que la desvía con la frente para poner el primero. Pero lejos estuvo este gol de tranquilizar al local. Todo lo contrario. Evidenció, no obstante, un desbarajuste estratégico del que sacó provecho Aldosivi con sus tres hombres más capacitados para manejar la pelota: Martínez, Corti y Carrario. La cosa fue así. Capitano armó un equipo generoso de planilla, es decir cuatro en el fondo, tres en el medio y tres en ataque, mostrando una clara intención de buscar el triunfo. Reitero, de planilla. Porque en los primeros 45 minutos Talleres nunca supo dónde discutir el trámite del partido. Fue un equipo largo, metido peligrosa e innecesariamente cerca de su área mayor, con muchos espacios libres detrás de Buffarini, Basualdo y un Azcurra ineficiente para esa doble función de tener que recorrer la banda para correr y atacar.

-
Héctor Cuevas inicia de cabeza su tarde goleadora.

Ahí aprovechó la visita, que manejó la pelota, que trianguló bien y eligiendo el costado de Alvarez (de mal partido), lastimó a Talleres hasta conseguir el empate, cuando Caffasso sacó rédito de una pifia grosera del lateral derecho albiazul para el 1 a 1.

El partido se emparejó al promediar el parcial, aunque Talleres recuperó esa iniciativa de buscar la chance para poner alguno de sus tres puntas cerca del arco marplatense. Miralles probó de lejos y la tiró por arriba, un tiro libre del mismo delantero que Campodónico sacó por sobre el travesaño, hasta que a los 32, el dueño de casa encontró la diferencia en una jugada que fue un calco absoluto de su conquista anterior. Esta vez fue Azcurra quien ejecutó el tiro libre, le cayó a Cuevas, detrás de Pena y Duarte, y el goleador primero la bajó y después la metió.

A partir de allí hasta el cierre del parcial, con un gol que se perdió Cuevas tras una gran asistencia de Borghello, los albiazules justificaron una victoria necesaria y largamente esperada por su parcialidad.

En el complemento, tácticamente Talleres fue un equipo inteligente porque juntó las líneas y como el resultado obligó a Aldosivi a jugar 15 ó 20 metros más adelante, el conjunto de Toresani ya no contó con los espacios que había explotado en el primer tiempo. Entonces, los albiazules pudieron activar los contragolpes que los pusieron en las puertas de una goleada. En cinco minutos, entre Borghello y Miralles pudieron bajarle la cortina al resultado, pero Campodónico y el travesaño se lo impidieron y eso condenó a los de Capitano a sufrir hasta el final.

Increíblemente, el «Huevo» Toresani sacó a Abalos, quien siempre amarga a los equipos de Córdoba, Martínez desapareció y el «Tweety» se quedó muy solo para jugar y muy lento para hacerse sentir en los últimos metros. Aldosivi terminó tirando centros que Maidana y Torsiglieri (ambos de buena tarde) se cansaron de despejar. Y cuando no, la pelota fue a parar a las manos de un sólido Brasca.

Ganó Talleres, inobjetablemente. Se sacó la mufa de encima, su gente se fue contenta y por primera vez en mucho tiempo nadie se acordó de Carlos Granero.