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El plantel de Talleres. Para ampliar, haga click en la foto o la lupa.
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De izquierda a derecha están: Alexis Cabrera, Germán Rivera, Héctor Cuevas, José Luis Gómez, Pablo Azcurra y Leandro Alvarez, parte de los nuevos que trajo Talleres.

El desafío de Talleres para esta nueva temporada de la B Nacional será borrar definitivamente la mala imagen que dejó el torneo pasado, e intentar ser protagonista. El albiazul viene de cumplir la peor campaña de su historia, y por eso tendrá que sumar muchos puntos en función de evitar sufrimientos en la tabla de los promedios (arranca sólo por encima de Tiro Federal, Nueva Chicago y los recientemente ascendidos en ese rubro).

De todos modos, en barrio Jardín quedó demostrado que no hay una fórmula mágica para formar un equipo que garantice resultados. A priori, ante la escasez de refuerzos de jerarquía, por la competividad del mercado y por las ofertas del exterior, la plantilla de Talleres parece de mayor cantidad que de calidad. Sin embargo, eso no es un condicionante.

La temporada pasada los albiazules formaron un grupo de jugadores que por nombres no admitía otro rumbo que no pelear por salir campeón. No obstante, quedó a un punto de jugar la Promoción con un equipo del Argentino A. Vinieron Diego Garay, Víctor Píriz Alves, Ricardo Gareca como entrenador, más otros nombres que serían titulares en cualquier equipo de la divisional, pero sólo ganaron cinco partidos de 38.

Ahora la apuesta es escaparle a esos fantasmas, y la metodología parece apuntar a jugadores jóvenes con hambre de gloria, y que pueden servirle al club en futuras negociaciones. Se mantuvo la base de juveniles (Julio Buffarini, Matías Quiroga y Ramiro Pereyra), llegó el referente para trasmitir carácter (Julián Maidana) y otros elementos que pueden ser de utilidad (Alvarez, Rivera, Alexis Cabrera, Borghello y Miralles). Ahora ¿Le alcanzará a Talleres, con este material, escaparle al descenso y sumarse al pelotón que quiere ascender? Nunca se sabe. Puede haber muchas especulaciones, pero el torneo pasado con las “figuras de renombre” no se consiguió ni por asomo. No hay una receta lógica más que el trabajo y el compromiso. Ejemplo de esto fue Tigre, formado en gran parte con jugadores del Argentino A y B (como Matías Gímenez, Castaño, Pereyra y Morel); y San Martín de San Juan, que nucleó a futbolistas que fueron dejados de lado en Córdoba (Gabriel Roth, Sergio Plaza, Pablo Cuba, Sebastián Brusco). Talleres apostó a ese perfil, con los Matías Manzano, José Gómez, Azcurra, Rinaudo, Galíndez y Miralles, que aporten sacrificio y ganas de seguir creciendo. Sólo el tiempo dirá si los antecedentes serán suficientes para cumplir el objetivo de devolver a Talleres a la máxima categoría del fútbol argentino. Los nombres no garantizan nada, eso ya se confirmó claramente.

Altas. Valentín Brasca (arquero), Dante Pérez, Edgardo Galíndez, Julián Maidana, Germán Rivera, Leandro Alvarez, José Luis Gómez y Gabriel Oyola (defensores). Matías Rinaudo, Alexis Cabrera, Sebastián Brown, Cristian Basualdo, Franco Dolci, Pablo Azcurra (volantes). Matías Manzano, Jhonatan Artura, Ezequiel Miralles, Héctor Cuevas e Iván Borghello (delanteros).

Bajas. Diego Pozo (a Instituto), Javier Malagueño (a Irakis, de Grecia), Nicolás Medina (a Gimnasia LP), Diego Ceballos (Quilmes), Arnaldo Espíndola (a Paraguay), Agustín Correa, Víctor Píriz Alves, Emanuel Giménez ( a Gimnasia J), Diego Garay, Oscar Villarreal, Damián Felicia, Juan Compagnucci, Lautaro Trullet (a Chacarita), Bruno Conti, Fernando Godoy, Claudio González (a Juniors), Pablo Mannara y Leonardo Baroni.