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El gesto de Píriz Álvez lo dice todo. Talleres sufrió ayer, ante Platense, su vigésima derrota en la temporada. Foto: Fotobaires.

Talleres perdió 1-2 ante Platense y completó la peor campaña de su historia. Granero adelantó que armará un equipo de "jugadores de Granero".

Buenos Aires. "Ni el tiro del final te va a salir...", dice la letra de "Desencuentro", un tango que le cae a medida a Talleres. Y así fue, en la peor campaña de su historia, ni siquiera pudo empatar con Platense cuando lo merecía. Perdió 2 a 1 ante un puñado de fieles que asistió al último acto de una obra que, a diferencia de las malas obras que se dan en el teatro, duró demasiado y hasta tuvo público.

Aquel equipo que se armó para pelear un ascenso a Primera División terminó desahogándose por haber evitado la reválida en las últimas fechas. Un consuelo menor, magro, que obliga a proyectarse desde la revisión de los errores propios, que resultaron demasiados. El entrenador albiazul Salvador Capitano no podía hacer magia sin conejos en la galera. Ni aún ante un compromiso sin urgencias, que era sólo para cumplir.

Talleres salió a la cancha con la actitud de un equipo amedrentado, que se sabía de antemano inferior a Platense. Y el local se lo llevó por delante, plantando su bandera en la mitad de la cancha y decidido a todo por el primer gol.

El arquero Diego Pozo se tuvo que esforzar muchísimo a los 3 minutos para evitar el tanto de la figura: Juan Acosta Cabrera. Pero enseguida, un error de Lautaro Trullet le permitió al delantero de Platense definir como quiso.

¿Y ahora? 1 a 0 abajo, Talleres reaccionó de a poco, se amigó con la pelota y gracias al amor propio de Víctor Píriz Alvez y el pibe Julio Buffarini, empezó a acercarse a Pablo Campodónico.

Los dos tuvieron el empate en una misma jugada y no pudieron marcar. Aunque 2 minutos después, un tiro de esquina que cabeceó el uruguayo se desvió en el volante del Calamar Ramón Rojas y descolocó al arquero. Todo volvía a fojas cero, y el partido le entregaba una segunda oportunidad a la "T".

En el segundo tiempo, Talleres salió a jugar de igual a igual y no a ver qué podía pasar. Tomó mejor las marcas, anuló a Acosta Cabrera, le cortó la línea de pase a Juan Casado y se animó un poquito a pisar el área de enfrente. Iván Dragojevich se devoró una situación muy nítida y no hubo mucho más. O sí: el gol de Platense en la única llegada que tuvo (Charles Pérez convirtió en un tiro de esquina que ejecutó Casado) y el tiro del final que Píriz Alves estrelló contra un palo.

Muy poco para los dos, aunque el local festejó su ingreso al reducido para pelear por un lugar en la segunda promoción para ascender a Primera División. ¿Talleres? Ahí quedó. Doblegado por sus penas. Una vez más.