La victoria se basó en el talentoso, el goleador y el pibe
Rafaela. Diego Garay, Diego Ceballos y Matías Quiroga fueron gravitantes en el triunfo de Talleres. Los dos primeros hicieron un partido que debían desde hacía rato y fue en el momento justo, cuando el equipo más los necesitaba. "El Diego" de la "T" le dio inteligencia a cada pase y hasta le hicieron un penal. "El Diego" goleador estuvo oportuno y anotó apenas se abrió el juego y, más tarde, de penal. El pibe, en tanto, fue un anotador impensado con dos conquistas. Los tres tenían una sonrisa de oreja a oreja y fueron los testimonios más buscados en el vestuario albiazul.
"El equipo está entero hace tres o cuatro partidos. Al final, se nos dio. Antes la pelota solamente entraba en nuestro arco y había miedo a perder. Ahora lo pudimos revertir. Ganamos porque jugamos mejor y tuvimos más entrega. En mi caso, necesitaba confianza y el técnico me la dio. Por suerte pude convertir", contó Ceballos.
Garay comentó: "Fue el mejor partido de todos. Superamos la presión de no poder ganar. Entendemos la desazón de la gente. Hay que seguir igual. Demostramos que con confianza podemos hacerle daño a cualquiera".
Quiroga explicó: "Tengo una alegría inmensa. No pensaba hacer dos goles, pero sirvió para que ganemos. Dejamos todo y merecíamos ganar hace bastantes fechas. Demostramos que estamos para algo más que pelear por mantener la categoría".
Los festejos. Muchos jugadores, caso Javier Malagueño, dedicaron el triunfo a la gente que acompañó al equipo a Rafaela, pero resultó extraño que los jugadores sólo saludaran a la gente desde la mitad de la cancha y no se llegaran hasta la popular lateral donde estaba ubicado la mayoría del público albiazul. La explicación la dio el propio Ceballos, quien ayer fue capitán. "A lo mejor podríamos haber ido a saludarlos. Pero no sabíamos qué hacer ni en la cancha ni en el vestuario. Igual, reconocimos su esfuerzo", afirmó.
Los insultos. Salvador Capitano, el DT albiazul, también se refirió a los hinchas y les hizo una recomendación: "La gente insultaba y quería que tocáramos. No se da cuenta que no se podía tocar. El que más quiere que la pelota vaya por abajo soy yo. Si los hinchas apoyaran en vez de insultar, nos iría mejor".