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Diego Ceballos ya inauguró el marcador y se lo ofrece a los hinchas, que viajaron muchos kilómetros para alentar a la "T" que fue local en Rafaela. Foto: LaVoz / Ramiro Pereyra / Enviado especial.

Hugo García /
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Los hinchas de la "T" que viajaron a Rafaela tuvieron su premio en un 5-3 inolvidable.

No fue un cuento de fútbol como los de Roberto "Negro" Fontanarrosa o del "Gordo" Soriano, pero se le pareció bastante. Tampoco fue un chiste genial de Cacho Buenaventura o el Negro Álvarez, aunque tuvo mucho de la impronta de nuestros humoristas. La jornada de ayer en Rafaela pasó a engrosar el anecdotario del hincha de Talleres, que decidió alentar al equipo de sus amores en el peor momento de su historia deportiva, con la permanencia comprometida y pese a los más de 300 kilómetros que hay desde Córdoba.

Sí, aquellos que llegaron al Parque Ilolay podrán contar que ayer vivieron el festejo más loco, el más sufrido, el del corte de una racha insólita de los 19 partidos sin ganar, y que tuvo lugar ante Villa Mitre, casi descendido, en el más inverosímil de los escenarios, el de Ben Hur, nada menos que un rival directo del equipo de barrio Jardín, que le alquiló su casa para ser local porque en Córdoba no puede por indisponibilidad de escenario. Algo inédito para un club cordobés.

"¿Fue 5-3? ¿En serio que hacía como dos años que no hacíamos tantos goles?", dirá el más incrédulo. "La cancha era un pisadero y jugamos bastante bien. Hubo más de dos pases seguidos. ¿O no?", recordarán los detallistas. "Je. Yo me acuerdo que falté al laburo. Que era un lunes por la tarde, que había que ganar y que nos cag... de frío", dirán los más sacrificados.

Pero sí. De esas historias mínimas habrá como dos mil para contar. Los 1.500 que compraron la popular (salía 12 mangos), los 150 que adquirieron plateas (salía 20) y los socios (los que ingresaron con el carné y aquellos que debieron pagar porque les exigían el recibo del mes) y los otros. Los 200 de "la Fiel" (sin sus mandos principales, que tenían prohibición de concurrir) y los poquitos de "las Violetas" (representada apenas por cinco de sus integrantes), los dos sectores en los que se divide la barra brava, que también en el estadio rafaelino ocupó espacios diferenciados.

A seguir a la "T". Era un día en el que los hinchas habían decidido honrar el orgullo albiazul. El primero que sufrió fue el bolsillo de cada uno de ellos: casi 150 pesos de la nafta para el auto o bien casi 70, si la idea fue venirse en colectivo.

La idea era hacer un Chateau a escala. Ya la Policía los hizo entrar en clima. "¿Sos de ‘la Fiel´ o de ‘las Violetas´?", decían los agentes. Pero igual, el estadio de Ben Hur cuyos colores son azul y blanco, se hizo de Talleres: hubo muchas banderas y aliento. "Yo pedí carpeta médica en el laburo y me traje al pibe", se enorgulleció Alejandro. "Vamos a todos lados. Desafiamos todo", dijeron "Charly", Rubén y Marcelo. También estaba el infaltable "Colorado" Batán. El pésimo estado del campo les disparaba las reflexiones más negativas. "¿Qué harán éstos acá?", razonaban.

Y al final, Talleres produjo el milagro: ganó y lo hizo bien. Hubo ilusión al inicio con el tempranero gol de Ceballos y tranquilidad con el 3-1. Apareció el morbo cuando un ex como Barrionuevo anotó el 2-3 ("Justo vos pibe, que sos nuestro", fue el lamento) y el goce cuando Quiroga anotó el 5-2 (el pibe nunca había hecho doblete), lo que les dio pie para cantar contra Belgrano. La consumación de la victoria le dio valor a la aventura santafesina. Y así los hinchas pudieron volver tranquilos. Correspondidos. Al menos, una vez.