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La reacción exhibida por Talleres en el segundo tiempo no le alcanzó ni siquiera para salir de pobre.

David Vázquez

¿Qué más se puede decir del presente de Talleres? Volvió a perder, ahora a manos de Huracán de Tres Arroyos y su situación en los promedios es desesperante. Completó una rueda sin triunfos.

Ni contra un rival tan o más pobre, Talleres pudo sacar algún rédito ni asomar un poco la cabeza de esta racha negra, sin victorias en 19 fechas, en toda una rueda. El verdugo de turno fue Huracán de Tres Arroyos, que está en zona de descenso directo y para ganar no le sobró nada. Pero claro, a Talleres no le alcanzó ni para convertir un gol y sigue inmerso en su pesadilla.

A los dos minutos, el local ya estuvo a las puertas del gol, cuando un centro desde la izquierda encontró a Reinoso casi abajo, para tocarla al gol. Salvó Pozo, que la encontró justo.

Galván comenzó a manejar la pelota y Herrera era un problema sin solución para Correa, el punto débil de la defensa.

Talleres trataba de emparejar pero Garay no aparecía y los dos delanteros eran absorbidos por los zagueros locales, más allá de la voluntad de Píriz Alves para buscar y buscar.

Hubo una jugada que pudo cambiar el partido. En una acción personal, Quiroga se fue solo rumbo al área y lo bajaron. Pareció penal, el árbitro dudó y miró al juez de línea, que tampoco estaba seguro. Entre ambos convalidaron un tiro libre.

El trámite del partido se había equilibrado, hasta que Quiroga perdió una pelota, Galván armó la contra, tiró el centro desde la derecha, y atrás de Correa apareció el chiquitín González, para cabecear de emboquillada y tomar a contrapierna a Pozo.

Con el 1 a 0, Talleres se desordenó y no pasó mucho más en ese aburrido primer tiempo.

En el segundo, mejoró el partido y el equipo de Capitano, más allá de que Garay nunca se convirtió en el abastecedor de los delanteros. Pero con actitud y el empuje de Buffarini, los albiazules arrinconaron a Huracán, que se refugió atrás más que conforme con la mínima diferencia.

Entró el colombiano Villarreal y no cambió nada, pero si lo hizo el juvenil Ramiro Pereyra, quien en 20 minutos realizó más que Garay en los 90. Aún sin jugar bien, Talleres puso contra el arco al dueño de casa, chocando contra la firmeza de Zanel y Natalicchio, quienes sacaban todo de cabeza.

Una corajeada de Buffarini terminó en centro y Ceballos falló otra vez en forma increíble, como la fecha pasada contra Almagro. Después, un remate débil de Villarreal, desde posición inmejorable, encontró bien parado a Pocrnjic. Hasta el último minuto de los cuatro adicionados, Talleres buscó rescatar algo. No hubo caso y sigue por el piso.