Germán Negro /
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El domingo estuvo soleado, calentito para la época. En Córdoba, algunos futboleros deambularon errantes, otros se hicieron una panzada con el menú de partidos en directo. La TV "jugó" de 14 a 20.30, con Belgrano como protagonista del cierre de la fecha de Primera División. Hasta ahí, todo parece normal. El apunte que puede asomar curioso para el desprevenido es que Talleres juega hoy frente a Almagro. Sí, en un día insólito (lunes)y en una hora (15.30) más proclive al trabajo (de los hinchas)que al ocio en la tribuna.

Como en este fútbol de Córdoba todo parece patear en contra, hasta se toma por razonable lo que en otro momento sería una osadía:nos tomamos el fin de semana libre y jugamos el lunes. ¿A alguien le importa?

Para que Talleres deba jugar un lunes y sin chistar, tienen que haber ocurrido algunas cosas: varios líos, unas cuantas derrotas y una pésima posición en la tabla, que lo tiene acariciando los últimos promedios. Pero, más allá de todo, lo que lleva a Talleres casi a "esconderse" y formar un gueto en torno al Chateau para jugar un partido -justo en el estreno de Salvador Capitano como DT-, es la carencia de un mínimo consenso para con el proceso de gerenciamiento que lleva adelante Ateliers. En ese marco, se acuerda con la Policía y con los responsables de sembrar el pasto del Chateau para jugar el peor día, a la peor hora. Más allá de la necesidad de pasar el mal momento, no parece saludable que Talleres deba seguir "ocultándose" para jugar. Tal vez lleguen nuevos tiempos de la mano de su futuro manager:Humberto Grondona, quien traería en la mochila la posibilidad de que una cadena de televisión -nadie lo confirmó- vaya a cimentar el tiempo por venir.