Dulcich x Pozo IV


Héctor Baley

Cuando un arquero pierde la titularidad es la situación más fea que se puede vivir en el fútbol. A pesar de que hay causas diferentes, las posibilidades de recuperar el lugar son mínimas. Eso lo lleva a tener un bajón anímico y provoca malestar y enojo. En el fútbol de hoy es muy raro que un arquero se gane un lugar por rendimiento en las prácticas. Por lo general, se da cuando el titular sufre una lesión o es expulsado. Sin embargo, el que ataja también necesita tener continuidad para ganar confianza. No sirve de mucho atajar cada 10 partidos. Igualmente uno sabe cómo son las reglas del juego y tiene que aceptar las condiciones. Es duro, pero hay que bancársela cuando toca ir al banco. Igual son entendibles los enojos, porque todos queremos jugar siempre.

Evaluando los casos que pasaron últimamente, son diferentes. De La Fuente vino a Instituto para ser suplente, se ganó su lugar, pero cuando el entrenador decidió prescindir de él, no aceptó la determinación. Si no se siente bien, se tiene que ir. En Belgrano, lo de Medrán fue especial, aunque por el momento de Montoya no tiene excusa. Por supuesto que es difícil aceptar pasar de ser suplente en Boca y después en Belgrano.

No me resulta comprensible la actitud de Gareca respecto a Pozo. Como entrenador tiene derecho a probar, pero los partidos que yo vi de Talleres, si no fuera por él, hubieran perdido 10 a 0. Las reacciones no son justificables. Es una falta de respeto abandonar la práctica, aunque sí considero que es importante que el técnico dé a conocer las razones de la decisión.