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La hinchada albiazul.

El Estadio Córdoba no mostró el lleno total de otras oportunidades, como así tampoco se trataba de un clásico en un gran momento de los protagonistas, peleando apenas para no ser los peores. Por eso, doble mérito de la gente, que asistió en un interesante número y le dio un marco digno al Instituto-Talleres muchos pintaron de antemano como devaluado. Doble mérito porque además, la tarde transcurrió en paz, sin incidentes pese a lo caliente de la realidad de ambos y a los consabidos choques entre fracciones de la barra albiazul.

Según el comisario César Almada, «el operativo de seguridad fue un éxito, porque con 27 mil personas en el estadio sólo se produjeron 30 detenciones y todas por contravenciones, ya que incidentes de proporciones no hubo ni antes, ni durante ni después del partido».

El jefe del operativo detalló que entre los 30 contraventores, dos son menores, y que no se registraron heridos de ningún tipo. La modalidad de los «pulmones», tanto en la platea descubierta para separar ambas parcialidades, como también en la cabecera Sur, entre los hinchas de Talleres, dio resultado más allá de la tristeza que provoca ver al estadio con tantas franjas de «tierra de nadie». La fiesta de ambas cabeceras, la felicidad albirroja y el orgullo del público albiazul, gritando a pleno hasta el final y como si hubiera ganado, permitieron afirmar que el clásico fue una fiesta completa.

Detuvieron a Chudnobsky. Jorge Chudnobsky, referente de la «Fundación Albiazul», fue detenido por obstruir el tránsito en zonas aledañas al Estadio Córdoba, mientras repartía folletos y volantes en contra del gerenciamiento. Horas después fue liberado.