-
1994. Fornero, Ghirardo y Guerrero.

Gustavo Farías / [email protected]

Sumidos en uno de los peores momentos deportivos de su historia, Instituto y Talleres reeditarán el sábado uno de los clásicos más viejos del interior del país.

Se vieron las caras por primera vez en un amistoso de 1919 y el sábado se enfrentarán oficialmente en el clásico número 214. Sus choques escribieron buena parte de la historia del fútbol local y nacional. Instituto y Talleres alimentaron durante casi nueve décadas una rivalidad que nació a base de confrontaciones de fuerzas futbolísticas de indudable jerarquía.

Pero el presente de ambos no tiene reflejo con una historia que ahora les muestra un costado desconocido: el de dos equipos peleando en el fondo de la tabla de un torneo de ascenso. Demasiada pobreza para un clásico que muchas veces definió torneos y hasta se dio el lujo de inscribir la recaudación más alta jamás registrada para un torneo de ascenso de AFA: los 873.335 pesos (igual equivalente en dólares) de la final del Reducido del Nacional B de 1993/94.

Tradicionales rivales ferroviarios –los dos clubes nacieron al amparo del Ferrocarril Central Córdoba–, atraparon el interés de los aficionados desde el mismo momento de la coexistencia de ambos. Talleres ya tenía cinco años de vida cuando en 1918 Instituto comenzó a terciar en la puja que, hasta entonces, sostenían exclusivamente los albiazules con Belgrano.

Los de Alta Córdoba rápidamente comenzaron a cobrar notoriedad y con el surgimiento del “Glorioso”, el mote que se ganó el grupo de jugadores albirrojos que arrasó con cuanto torneo se disputó entre 1925 y 1928, el clásico ferroviario se consolidó. Instituto ya había sacado “chapa” de grande en el fútbol cordobés.

Cara a cara. Pese a que Talleres domina claramente en el historial entre ambos (109 victorias contra 59 de su rival), Instituto se enorgulleció durante largos años de amargar a sus “primos” cada vez que disputaban cara a cara un título. Es que hasta 1973, habían jugado cuatro finales de desempate por distintos títulos de la Liga Cordobesa (1927, 1935, 1957 y 1973) y los de Alta Córdoba se impusieron en todos.

Pero la historia empezó a cambiar en 1974, con la formación del formidable equipo tallarín de la segunda mitad de los años ‘70. En esa temporada les tocó definir el Zonal y el triunfo fue para los albiazules 1-0, con gol de Miguel Patire en el minuto 90. Repitió la “T” en el Clausura de la Liga Cordobesa de 1978 (2-1), pero el más festejado, sin dudas, fue el 3-1 con que se aseguró un lugar en la Primera División de la AFA en 1994.

Después, el clásico ferroviario entró en un tobogán que parece no tener fin. Las finales quedaron en el recuerdo, al igual que los grandes equipos del pasado.