Talleres volvió a perder, esta vez ante Olimpo, y el horizonte asoma con más nubarrones que claridad, y el fondo de la tabla es testigo del presente albiazul.

Talleres no despega. No pega una. Y a pesar de que plantó un esquema netamente defensivo en Bahía Blanca, una desconcentración, habitual últimamente, le permitió a Olimpo superarlo 1 a 0 y dejarlo con las manos vacías.

Con una formación con muchos defensores, el técnico Ricardo Gareca puso en cancha cinco zagueros, y sorprendió con la inclusión de Javier Malagueño como doble volante central, junto a Pablo Mannara.

La apuesta de Talleres fue clara: contener al rival, el más goleador de la divisional, y tácticamente salió con un 4-4-1-1, que refleja un planteo conservador. Pero el sufrimiento no tardó en llegar. A los 33 segundos, un centro pasado de Carrario encontró la pierna de Federico García, y la pelota pasó cerca del palo.

El elenco que orienta Leonardo Madelón comenzó a inclinar la cancha por los costados, gracias a las incursiones de García y Martín Cabrera. El argumento de abrir la cancha le dio frutos, porque hizo desestabilizar el cerrojo defensivo del «Matador». Hubo desacoples en la estrategia de los zagueros, que por turnos fueron marcando a Blanco, el goleador de la categoría, pero les costaba reubicarse cuando tenían que conservar el orden.

La más clara fue a los 30´ cuando Diego Pozo contuvo en la línea un cabezazo de Tavio. El trámite era controlado por el local. Mientras, Garay apenas tenía contacto con el balón, y los carrileros nunca fueron salida, ya que fueron superados por la presión del dueño de casa. En el ambiente quedaba la impresión de que el arco de Olimpo estaba cada vez más lejos. No obstante, cuando el equipo hizo pie en cancha, no le dejó espacios en el frente de ataque y pudo emparejar las acciones.

Pero tras el descanso, aparecieron nuevamente los fantasmas y la irregularidad que persiguió al albiazul en la temporada. A los 12 minutos después de un lateral en mitad de cancha, un pelotazo largo encontró a Carrario de cara al gol, y en su afán de cerrar la jugada, Godoy lo llevó por delante, para que el cuestionado árbitro Raúl Bertinotti no dudara en sancionar penal. En esa jugada Talleres se quedó con 10 hombres, por la expulsión de Godoy. Blanco lo cambió por gol y la diferencia se mantuvo hasta el final.

De puro guapo, y herido en su orgullo, los de barrio Jardín se fueron con todo a buscar la igualdad. Buffarini casi lo logra con un remate cruzado, pero la «Anguila» Gutiérrez evitó la caída de su red. La salida de Garay se sintió, y más allá de que intentó, no pudo torcer el rumbo. Fue así nomás: una desatención le costó el partido a Talleres, que se hunde en el fondo de la tabla.