Federico Jelic / [email protected]

Talleres presenta hoy en su faz política dos fracciones visiblemente identificadas y enfrentadas. La diferencia existe a su vez en la tribuna popular, donde los bandos se disputan sin sentido un liderazgo que tiene un solo perjudicado: Talleres.

Los Notables lograron su unidad con diversos grupos y fundaciones de socios para conformar un bloque opositor a la gestión del gerenciador Carlos Granero y que tienen como finalidad apartar al titular de Ateliers del mando de la institución. Granero, lejos de dar el brazo a torcer, dio inicio a una lucha verbal en los medios, cuya respuesta no tardó en caer, logrando que el ambiente se convulsione, y la situación parece cada vez más lejos de tener un final en paz.

Pero no es solo cuestión de poner como requisito excluyente la participación de uno, desechando la propuesta del otro, haciendo imposible la convivencia, alejando cada día más la unidad general. Cada vez que Talleres es local, el Chateau se convierte en un escenario de guerra política, que toma más protagonismo fuera de la cancha que dentro de la misma, donde pareciera que hay mucho más que tres puntos en juego.

Ninguna persona, jugador, hincha o directivo está por encima de la institución, pero todos forman parte de Talleres: Granero, los Notables, los hinchas, los socios, La Causa, Ricardo Gareca, Diego Garay, Daniel Willington, Luis Galván, la «Wanora» Romero, Amadeo Nucetelli, etc. Todos en su momento aportaron su granito de arena para engrandecer a la entidad de barrio Jardín, que a pesar del momento actual goza de un reconocimiento importante a nivel nacional, por historia y trayectoria. Para que el proyecto funcione, tiene que haber comunión entre hinchas, directivos, socios, cuerpo técnico y jugadores. Sin embargo, esa unidad asoma cada vez más lejana, y la realidad indica que Talleres marcha último en la B Nacional.