Amadeo Nuccetelli


Germán Negro / [email protected]

Los hombres suelen ser presa de su tiempo. Yel tiempo de gloria de Amadeo, el del éxtasis deportivo de su club y el de su máxima exposición pública coincidió con el apogeo de la última y más sangrienta dictadura que vivió la Argentina. ¿Esa circunstancia le quita mérito? Para nada, porque nunca aprovechó del éxito deportivo y la cercanía que ello le daba con el poder militar para utilizarlo de manera personal, siempre jugó sólo por y para su club. Alguna vez le ofrecieron ser intendente de Córdoba, y lo desechó de plano.

Claro, el éxito de Talleres y el tiempo histórico que vivía lo hicieron funcional al proceso, especialmente al poder que en Córdoba controlaba Luciano B. Menéndez. Él mismo lo reconoció en una entrevista que La Voz del Interior publicó el 20 de enero de 2003. "En Buenos Aires me acusaron de 'subversivo deportivo´ -porque quería transformar las estructuras del fútbol-, pero en el Tercer Cuerpo de Ejército estaban de acuerdo con nuestros reclamos, apoyaban a Talleres", recordó.

Nuccetelli fue un visionario o un revisionista, según se lo mire. Ansiaba que Talleres y el fútbol del interior tuviera su lugar entre los grandes de AFA y para ello, no dudó en aprovechar al poder de turno: "El Tercer Cuerpo tomó el lugar de la Liga Cordobesa, que no asumió la causa que impulsábamos", reseñó.

En su momento, el actual presidente de la Liga Cordobesa de Fútbol, Emeterio Farías, le enrostró a Nuccetelli que, cuando se decidió la partida de Talleres al fútbol de AFA, "los asambleístas de la Liga estuvieron presos hasta las 7 de la mañana".

De la complejidad de ese tiempo, Amadeo emerge definitivamente como un luchador del deporte del interior, con sus errores y con sus virtudes, que fueron significativas.