Daniel Potenza / [email protected]

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Le ganó sin discusión a Chacarita 1 a 0, su gente cantó y puso en escena a dos pibes con proyección: Pereyra y Pastore.

Talleres logró vivir por fin una jornada en paz. Lo hizo por el camino más corto. Con su público mostrando un comportamiento correcto en las tribunas y con el equipo de Ricardo Gareca redondeando una actuación sólida y esperanzadora, dentro de la cancha. Con eso le alcanzó de sobra para tener una noche tranquila, ganarle bien a Chacarita por 1 a 0 y a la vez, remontar la ilusión de recuperar el protagonismo perdido con la mala campaña del campeonato anterior.

Toda esas cosas pudo plasmar el «mix» que el «Tigre» designó para este choque ante Chacarita en el último juego del torneo de verano que por los alcances de la reglamentación, al haber absoluta paridad en todo, se terminó llevando el elenco del «Chulo» Rivoira.

El partido fue bueno, atractivo y con momentos de buen juego, especialmente por el lado albiazul. Talleres fue el dueño total de lo ocurrido en la primera mitad, etapa en la que impuso condiciones con la aparición en escena de dos jugadores de su semillero: Ramiro Pereyra y Javier Pastore.

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Con ellos a cargo de la pelota, Talleres fue un equipo prolijo en la circulación y contó con otros atributos que no fueran solamente «matar» a pelotazos a su delantero más valioso: Diego Ceballos. La osadía de los pibes de Gareca, sorprendió a Chaca, que jamás logró neutralizarlos a pesar de todo lo que corrió, metió (y pegó) en la mitad de la cancha funebrera el moreno Daniel Pereira. Pero él sólo no pudo evitar que Talleres fuera casi el dominador absoluto del trámite poniendo el partido en terreno rival, llegando por las bandas a través de Trullet y de Ramiro en el otro costado, con centros cruzados y con algún remate de media distancia como ese que Llinás le sacó con dificultad a Dragojevich al promediar la etapa. Pozo prácticamente no tuvo participación porque Chaca nunca tuvo el balón y cuando lo consiguió -en pocos pasajes- optó por el remate de media distancia sin ninguna puntería. El gol que Ceballos marcó tras una asistencia exquisita de Ramiro Pereyra, le permitió a la T, dominar el partido con confianza y con autoridad.

Obligado, en el complemento Chacarita se plantó algunos metros más arriba y propuso lógicamente, un partido más equilibrado. Con el Negro Pereira batallando a destajo, ayudado ahora por el pibe Gómez, también por Iñiguez más Pablo López que despertó luego de un primer tiempo inexistente, Chaca capturó el balón por momentos, atacó y tuvo un par de chances para empatar: una pegó en el palo derecho de Pozo y en la otra Alustiza la tiró a las nubes. No obstante, la reacción "funebrera", Talleres no se dejó llevar por delante y cada vez que pudo, jugó, se adelantó asegurando el traslado con sus intérpretes ya mencionados (Pastore-Pereyra) y por la vía de toda la noche puso dos veces a Ceballos y una a Moreyra en posición de gatillo para aumentar las cifras pero también un palo y la mala puntería del nueve le dijeron que no. Ganó Talleres. Jugando bien y dejándole a Gareca un saldo más que positivo en el umbral de la competencia. Se demostró a sí mismo que puede jugar, que Diego Garay puede tener un par de socios y que de la mano del fútbol puede recuperar la paz tan querida.