Hugo García / [email protected]

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Fue 1-0 con un equipo alternativo. Los Funebreros se quedaron con el premio.

El golazo de Ceballos, los desbordes de Pereyra, un caño contra el corner del pibe Pastore, las subidas con criterio de Trullet, daban la imagen de un Talleres prolijo y ansioso.

Las gambetas de Pablo López, los tiros Mánquez y Maroni a los palos, daban la idea de un Chacarita comprometido. Y los argumentos de una y otro hacían que de golpe, los habitantes ocasionales del Monumental de Alta Córdoba, se refregaran una y otra vez los ojos, incrédulos del partido entretenido que estaban presenciando, y dejando atrás la sospecha de que se vería un espectáculo de menor calidad porque a los equipos les faltaban muchos titulares.

Al final, Talleres se quedó con el triunfo y con la sonrisa que le dieron algunas cositas que hicieron los dos pibes mencionados, los que en algún momento lograron sacarle notas futbolísticas, de esas que le gustan tanto a su DT Ricardo Gareca.

El festejo más grande quedó para Chacarita, porque pese a haber perdido y estar igualado en puntos y goles con Instituto y la T, levantó la Copa La Voz del Interior por su condición de foráneo.

La mejor lectura. El gol de Ceballos cortó una racha de 344 minutos sin goles de Talleres (69 minutos de los partidos oficiales con San Martín, Platense y los amistosos con Racing e Instituto).

Pero lo que más se había sentido era la falta de un circuito de juego.

Y eso fue lo que intentaron dar Pereyra (recuperador y asistidor para "el 9" en el gol) y Pastore, encargados de generar juego, un traje que este equipo está reservado para Garay (ayer descansó igual que otros cinco titulares).

Les fue bien, pero el equipo sufrió algunos desacoples defensivos. ¿Y "Chaca"? Acusó el impacto del 0-1, pero se levantó con la impronta de López (acostumbrado a asombrar a los cordobeses). Eso sí, le faltó puntería para empatar. La que Talleres tiene en Ceballos.