Enrique Vivanco / [email protected]

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A Instituto no le sobró nada, pero tuvo más orden que Talleres y, con varios chicos, le ganó 1-0. Malagueño, en contra, le dio el triunfo a la Gloria.

En un partido que fue más "caliente" en las tribunas que en el campo de juego, Instituto, con varios pibes en su formación titular, se mostró algo más ordenado que Talleres y terminó imponiéndose en el clásico por 1-0, anoche en Alta Córdoba, en la apertura de la Copa La Voz del Interior.

Sin que su trabajo fuera superlativo, Instituto fue superior durante el primer tiempo. A la Gloria le alcanzó con respetar el orden y pararse mejor en la cancha, sobre todo en el medio campo, para imponer condiciones.

Resultó clave para el desarrollo del partido el control que ejerció Griva sobre Garay. A partir de allí, el trabajo ofensivo de Fioretto y Montalvo en Instituto se destacó más que el de Mannara y Agustín Correa en la "T". Garay estuvo poco acompañado y, como consecuencia lógica, Píriz Alves y Ceballos fueron muy poco abastecidos.

En cambio, en el otro extremo de la cancha, Silvio Romero se las ingeniaba para darle más de un dolor de cabeza a Compagnucci.

Instituto llegó más y mejor en el comienzo del juego, pero el gol llegó de la manera menos pensada, en una acción cargada de fortuna: córner de Fioretto al borde del área chica y Malagueño, en su afán por despejar, la metió en su propio arco.

Pareció que la alegría le iba a durar poco al dueño de casa, porque sólo tres minutos después de la apertura del marcador, el árbitro Daniel Giménez sancionó con penal una falta de Furios a Píriz Alves, justo cuando un tiro de esquina caía sobre el área de Instituto. Sin embargo, el remate de Garay fue contenido por De Lafuente y, en el rebote, otra vez el arquero se lució al sacarle el gol a Malagueño. Iban 22 minutos de juego.

A partir de ese momento y hasta el final de la etapa, Talleres tuvo el control de la pelota, pero sólo generó peligro a través de dos cabezazos: uno de Trullet y otro de Ceballos. Instituto, en cambio, atacó más esporádicamente, siempre con Romero buscando el desequilibrio.

El complemento se inició con un hecho que pudo condicionar el desarrollo del juego, pero que Talleres no supo aprovechar: la expulsión de Furios, por una infracción a Píriz Alvez, a los 3 minutos.

Anzarda rearmó la defensa, con Griva como lateral y Pilipauskas en la zaga junto a Bordicio, y se paró como para aguantar.

No obstante, salvo un tiro libre de Bongioanni por encima del travesaño y un remate de Píriz dentro del área que tapó el arquero, Talleres no le generó mayor peligro al dueño de casa.

En Instituto, además del triunfo, sobrevoló el optimismo por la presencia de varios chicos que no desentonaron para nada. En Talleres, la sensación que quedó es al "Tigre" Gareca le queda un arduo trabajo por delante para no depender tanto de las individualidades.