Algunas referencias de cómo el equipo que dirige Alexander Medina llegó a la cima de la Liga Profesional. De la cancha al vestuario.

Es apenas una opinión, pero sirve para empezar a analizar por qué y cómo Talleres llegó a la punta del torneo de la Liga Profesional (por diferencia de goles está arriba de Lanús). “Puedo estar convencido de un modelo de juego, pero si no me comprometo, será imposible. Hay un grupo que está comprometido. Pase lo que pase el domingo van a ver un Talleres que se va a plantar para ganar. Nunca especulamos”, supo decir Mauricio Caranta.

La expresión es del año pasado y de alguien que en el momento previo a terminar con su carrera no solamente dio lo mejor para sí mismo sino también para el grupo. Fue un tipo generoso, pero como dijo, tomó el compromiso de despedirse así, sin reparar en si el entrenador Alexander Medina no lo había priorizado antes y lo hacía ahí porque ya no estaba Guido Herrera.

En un medio en el que muchas veces se crece sin esperar nada de nadie, las reglas parecían ser distintas. Además de que para cada jugador albiazul la mirada iba fuera del país, sobre todo por la pandemia. Y había que lograr el compromiso de cada jugador después de que el presidente Andrés Fassi adoptó la lógica postura de vender y ceder a un plantel que estaba compensado, en el que un DT joven había llevado a un grupo mayoritario de jóvenes -con las excepciones del propio Caranta y de Javier Gandolfi- al octavo puesto de la temporada, lo que ofrecía el pase a la Sudamericana, el volver a ser internacional.

En esa Copa Maradona había quedado un puñado de jugadores base como Nahuel Tenaglia, Rafael Pérez, Enzo Díaz, Tomás Pochettino y Diego Valoyes, a los que se sumaron suplentes como Juan Cruz Komar, Juan Méndez y Federico Navarro más dos refuerzos como Auzqui, Marcos Díaz e Hincapié, quien había aportado poco y nada. No era poco, pero había que lograr ese compromiso con la idea a la espera de que explotaran los refuerzos y volvieran Herrera, Parede y Fragapane.

Medina tuvo que empezar “adentro” tuvo que ser padre o amigo de quienes tuvieron que pasar la cuarentena en Córdoba y de convencerlos de quedarse, mientras la mayoría se iba. ¿Cómo lograr ese compromiso, luego de que muchos hubieran tenido Covid-19? “El Cacique”, su cuerpo técnico y el club ofrecieron esa contención. Talleres fue tercero en ese torneo, pero el recurso había sido maximizado y el respeto, había crecido. Se hablaba del juego, del equipo, de objetivos y sueños.

“Hay que coronar con un título”, redobló la apuesta el DT ante los jugadores y, luego, lo hizo público. No fue un verso para evitar que se fueran jugadores (caso Díaz, Tenaglia y Auzqui) ni para que Fassi se apurara con los refuerzos. Medina obligaba a tomar ese compromiso para que todo Talleres cruzara el límite. Todos le dieron lo mejor. Así llegó a arriba.