La “T” puso en escena una de las mejores victorias de la era Medina. Fue 2-0 a San Lorenzo, pero debió golear. Los refuerzos Fértoli y Villagra fueron claves.

El 2-0 de Talleres sobre San Lorenzo fue uno de esos triunfos soñados, pero también reparadores. No todos los días se puede vencer a un grande con la autoridad que ayer lo hizo Talleres. Sobre todo porque este tipo de triunfo pueden llegar a repercutir en la instancia pública y en la interna (las diferencias que pueden generarse son naturales) del Mundo Talleres.

Lo que vio, quedó claro. El equipo albiazul impuso condiciones desde el principio hasta el final de juego ante un rival al que achicó a límites insospechados. Le ganó con los tantos de Enzo Díaz y de Héctor Fértoli, pero le creó suficientes chances para golearlo, lo confundió con el juego, las variantes ofensivas que tuvo y le generó un ataque de nervios increíble ya que perdió por faltas fuera de contexto a Peruzzi y a Rosané, por las faltas a Ángelo Martino y a Juan Méndez, respectivamente.

El marco en el que se da esta victoria es el del famoso doble frente de Liga Profesional y de Copa Argentina, al que Talleres se asomó con un plantel que perdió a Federico Navarro (transferido a Chicago en cinco millones de dólares) y a Piero Hincapié (se anunció su venta a Leverkusen en 7,5 millones de dólares). Eran jugadores insustituibles tanto como Carlos Auzqui, Diego Valoyes, Enzo Díaz (hizo su tercer gol en Talleres y fue figura), Nahuel Tenaglia, Guido Herrera y Michael Santos. Todos ellos como parte de una base con la que el DT Medina decidió aceptar el reto de jugar miércoles y fin de semana.

Le ganó bien a Banfield y muy bien a San Lorenzo y en el medio pasó a cuartos de final al dejar en el camino en los penales a Estudiantes de Río Cuarto. Y ayer tuvo la gratísima noticia de que los debuts como titulares de Rodrigo Villagra (relevo de Navarro) y Héctor Fértoli (el de un sobrecargado Valoyes) fueron decisivos.

Para adentro, los triunfos así acercan y sanan. A nadie escapa que el entrenador Alexander Medina se enojó porque la venta de Navarro fue imprevista y significaba un acortamiento del plantel. Uno más, quizá o el último. La dimensión de su malestar fue atemperado por el sueño de ser campeón (por Copa Argentina está a tres partidos), la respuesta de los jugadores y porque sabe que irse de Talleres es una decisión que podrá tomar cuando venza su contrato en diciembre. Es cierto que tenía una base reducida y que debía apelar a los pibes para cubrir ausencias por lesiones y suspensiones, pero también lo es que Villagra y Fértoli le dieron respuestas esperadas y necesarias. Ayer el ex Central fue primer pase y destructor del juego que intentó San Lorenzo. Fértoli arrancó de Valoyes, pero hizo jugar a Talleres, además del gol y de una asistencia.

El presidente Fassi sabe que su sociedad con Medina fue difícil de lograr y más en un Talleres que ahora vuelve a estar expectante en ese sueño de lograr un título y de seguir siendo internacional en 2022. Ya dijo una vez que “le había fallado” porque no trajo los refuerzos pedidos, pero también es cierto que el plantel no está tan descompensado. No dejará de vender porque es el principal ingreso, realidad que necesitará compresión. Mientras tanto, ayer la “T” logró un gran triunfo, de esos clave.