El delantero vuelve a ser titular. Qué le puede aportar al equipo en medio de una revolución personal por el salto de su carrera.

Esta noche de sábado, contra San Lorenzo, tras poco más de dos meses de ausencia por su participación en la selección nacional Sub 23 que la semana pasada, en Colombia, logró su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el delantero Nahuel Bustos volverá a jugar en Talleres, que lo necesita como el agua.

No será el regreso del hijo pródigo, porque sólo se perdió tres partidos de la Superliga –el último que jugó fue el empate 0 a 0 contra Unión, antes del receso– pero es como si lo fuese, por el mal arranque el equipo del torneo, al que sólo le quedan cuatro partidos más.

Para el DT Alexander Medina fue una eternidad. Lo extrañó mucho. Por algo es el goleador del equipo, con ocho anotaciones, el tercero detrás de Silvio Romero (11) y Rafael Santos Borré (10). Y, además, el jugador más vendible del plantel y por el que más se interesaron los mercados del exterior.

“El Cacique” no pudo encontrarle un reemplazo acorde en su plantel, porque el brasileño Guilherme Parede llegó con el reinicio del torneo en marcha. Si hasta tuvo que improvisar a Diego Valoyes como “9”, decidido como está a emplear a Dayro Moreno como organizador de juego.

Todos –el cuerpo técnico, sus compañeros y con más razón los hinchas- esperan que la de hoy sea su noche. Su sola presencia en el Kempes seguramente marcará un revulsivo para un equipo que necesita ganar imperiosamente. Tres de los cuatro partidos que le restan serán como local y sumar al menos los 9 puntos en casa, lo pondrán nuevamente en carrera para conseguir el objetivo supremo: entrar a una copa internacional en 2021.

Lo dijo días atrás Juan Cruz Komar, quien hoy deberá ver el partido desde el banco. “Sobre los chicos que se van a sumar (Bustos y Medina) son como dos refuerzos. Son importantes, los tenemos incorporados a nuestro funcionamiento”, señaló el central rosarino.

Vuelve del Preolímpico, con un tanto marcado en la goleada contra Venezuela y tras aprovechar al máximo los minutos que pudo jugar, porque por delante suyo estaba, nada menos, que Adolfo Gaich. Pero lo hará con muchas ganas, feliz por el regreso a casa y con muchos deseos de colaborar para que la “T” se recupere. Esperando que la de hoy sea su noche, aunque le cueste despojarse de la reciente alegría que vivió en el Preolímpico.

“Esto que me tocó vivir con la selección son cosas que uno sueña de chico, pero ya estoy metido en Talleres. El sábado tenemos una final que ganar. Me siento muy bien. Acá en Talleres uno es feliz”, le dijo a Mundo D esta semana.

Un cambio vertiginoso

Para Nahuel todo fue muy vertiginoso en 16 meses. Desde aquel 7 de octubre de 2018 que le marcó los dos goles a Belgrano–el segundo fue un golazo que se ganó un lugar en la historia del clásico–, y con sólo 20 años, su vida futbolística cambió repentinamente e ingresó en una etapa ascendente, que está en plena evolución y lejos aún de tocar su techo.

Tanto, que se transformó en la figura del equipo y el jugador con más chances de ser vendido. Y a fin de ese año, y ya con cinco goles convertidos, fue prestado al Pachuca de México, previa gestión de Andrés Fassi, presidente de la “T” y a la vez vicepresidente deportivo de los tuzos.

Pasó en ese club un semestre en el que jugó poco en la Liga MX y marcó sólo un gol, pero ganó experiencia internacional y personal, porque conoció el sabor de la paternidad joven. Nació Gino León y lo ayudó a madurar, a ver la vida de otro modo.

Paralelamente, Talleres necesitaba de un goleador y Fassi, el mismo que protagonizó su partida, motorizó su retorno al Matador. Llegó casi con el torneo iniciado, fue suplente en los dos primeros partidos y después se consolidó como titular. Es más: su crecimiento opacó la figura de Dayro Moreno, quien debió reinventarse como organizador de juego porque el puesto de “9” quedó para él, aunque con la camiseta número “10”.

Después vino su recordado gol a River en el Monumental y los que anotó contra Aldosivi, Banfield, Atlético Tucumán, Lanús, los dos frente a Racing y el último contra Godoy Cruz. Una prestación que elevó exponencialmente su cotización: Fassi lo tasó en 18 millones de euros, lo que en buena medida impidió que fuera colocado recientemente en el mercado internacional. Talleres recibió ofertas de clubes de Alemania, Brasil y Portugal, entre otros países, y aún no se pierde la esperanza de venderlo a Emiratos Árabes Unidos y Rusia.

Su debut en Argentino Peñarol con apenas 14 años, hace siete años, en 2013, con aquel gol frente a Racing de Valle Hermoso por el Torneo del Interior que lo convirtió en el en el anotador más joven en un campeonato afista, parece haber quedado muy atrás en el tiempo.

Era apenas un humilde pibe lleno de ilusiones. También la dupla goleadora que conformó con Catriel Sánchez en las inferiores afistas albiazules. Pero para él no.

Tiene sólo 21 años y Nahuel sigue luchándola día a día, porque le costó mucho esfuerzo todo lo que consiguió en el fútbol. Y seguramente le seguirá costando, porque en su ADN está una frase que siempre repite en su cuenta personal de Twitter: “La peor pelea es pelear contra uno mismo”.