Desde hace seis años, “el Daniel” festeja su cumpleaños en la pizzería Don Luis. Es el padrino del lugar y ahí se guarda parte de su historia.

Los cumpleaños de Daniel Alberto Willington no son comunes. Arrancan varios días antes y pueden terminar varios días después del 1 de setiembre. Pueden ser en Córdoba, en Buenos Aires o en Santa Fe. Los homenajes son familiares, de sus amigos, futbolísticos y periodísticos.

Aún cuando dejó de jugar hace varias décadas, “el Loco” sigue siendo tan requerido... como si ayer mismo le hubiera hecho el gol a Belgrano (el “del botín de Dios”). Su talento encantó al “Negro” Fontanarrosa, que en un Vélez-Central, lo vio bajando una pelota endemoniada y lo llamó “el Exorcista”. Willington sigue siendo aquel que llevó a Ringo Bonavena a comprar su pase para Huracán y ese que hizo sentir tan mal a Jorge Valdano que cuando debutó (ante Talleres con Newell’s) se replanteó “ser futbolista” al ver como Daniel podía colocar un tiro en el mismo lugar con ambos perfiles.

Sin embargo, desde 2013, esta gloria de Talleres y Vélez (donde tiene dos monumentos y una calle) vive aunque sea un ratito de su cumple en la tradicional pizzería Don Luis, en la avenida General Paz al 300, ahí donde los Iudicello decidieron homenajearlo en vida.

“Creamos el museo hace seis años, cuando cumplió 70 años. Daniel es el padrino de la pizzería y acá reunimos todos los objetos de su trayectoria. Como jugador y DT. Camisetas, botines y hasta la gorra del DT. Hicimos un quincho especial y acá pasa el cumpleaños. ¿Por qué lo hicimos? Cuando murió Alberto Castillo, el renombrado cantor de tangos, con mi viejo pensamos en designar a Willington”, contó Pedro Iudicello, desde la caja de la pizzería.

“Con mi viejo, somos hinchas de Talleres como Daniel, que fue y es una de sus glorias máximas. Pero, además, un gran cantante de tango. Y nos pareció bárbaro para reemplazar a Alberto Castillo como padrino. Debía ser alguien con su carisma, tanguero y cantante. Además, Daniel era cliente y venía con sus amigos... Y no digo más”, agregó Iudicello y se llamó a silencio.

Claro, hacía un ratito había llegó Willington... y cuando él llega, se siente. El pulso del lugar se detiene. “Hola, Cara e’ Bombita... Vas a salir empapacho de acá”, le dice al cronista de Mundo D.

“Acá me siento bien y acá me quedo desde ahora para vivir el primer minuto del domingo. Un día llevé a Pedro a mi casa y le dije que se llevara lo que necesitara para el negocio. Solamente me pidió el cuadro con Pelé. Le sacó una copia y me lo devolvió para que lo siguiera conservando. Después le llevé un montón de cosas más. Las que ves acá. Después, redobló la apuesta con festejar el cumple en el negocio. No tenía idea de lo que iba a ser”, contó “el Daniel”, quien vino acompañado por su esposa Ana y por su propio padrino, Rogelio Ponce.

En un día de cumpleaños como el de hoy, hay que ponerle “tubulares” a la pizzería. Iudicello, cuenta que en el cumpleaños “estreno”, hubo 500 personas. “Entraban y salían. Algunos comían algo, directamente. Venían a verlo a él. A escuchar sus relatos de fútbol, sus chistes y también sus canciones. Ese día la pizzería se transformó en una parrilla. Porque le gusta comer asado. Esa vez el cumpleaños duró más de doce horas”, contó el dueño de la pizzería.

Sí, “el Daniel” canta y como los dioses, a sus 77 años. “El Loco” se hace show.

–¿Cuál es tu repertorio?

–Canto Naranjo en flor, De puro curda, Malena... Un montón. Se arma lindo acá. Me acompañan el bandoneonista Nieto, muy reconocido por cierto; y el guitarrista que es el Turco. Una vez canté en el teatro Real por iniciativa de Ceballos. También lo hice en la escuela de suboficiales. Me llevó Enrique Del Campo. No quería cantar ese día. Soy vergonzoso, aunque no parezca. Me tengo que entonar. “Canta bien este muchacho”, dijo Del Campo.

Los amigos

Todos se deleitan cuando canta Willington. En la mesa y, luego, al pie del escenario están “el Tucano, “el Cebolla”, “Cachumba”, Hugo Ceballos, “Pijuila”, “Veneno”, el periodista Ramón Gómez y el infaltable Santos “Falucho” Laciar, quien fue triple campeón mundial, entre otros. Este año es especial. Es el primero sin su hermano menor Atilio y Francisco Cabasés, quienes fallecieron hace meses. “Pepino” también jugó en Talleres y “Paco”, fue el directivo que más hizo para que Daniel fichara para el club de barrio Jardín y quien le pidió al “Toro” Willington, su papá, que hiciera debutar al “Daniel”.

–Año duro...

–Se fueron varios. Vos sabés que al velorio de ‘Paco’ no quería entrar. Porque me quería llevar la mejor imagen de él. Como pasó con mis viejos, hermanos, amigos... Por eso me quedé afuera de la cancha. Crecimos con su ejemplo y exigencia. Me daba la fuerza para superarme el hecho de que no me considerara el mejor. También me hiciste acordar de Manuel García, de su familia tallerista, que eran amigos de mi hermano Atilio. Tengo que agradecer a tanta gente. Porque el jugador o el DT también se debe a la gente.

“Fue la primera que me puse porque me pidieron mis amigos y resultó ser el club que fundó el abuelo Iudicello. Mirá vos lo que son las cosas. Me acuerdo todo de Instituto. Fui a préstamo. Me hubiera gustado ir al centenario, el año pasado. Después acá mismo en esta pizzería y con varios de sus próceres comimos algo ese mismo día”, recordó Willington.

Ese día el del centenario albirrojo, muchos de los que peinan canas, recordaban a todas sus glorias. Pero todos, sin excepción, hablaron del “Daniel” y de ese paso por Instituto.

¿En serio, Cara? Dejááááááááá”, se rió Willington y miró el muro hacia donde está parte de su historia futbolística. La otra, es de su familia, de sus amigos y a los que le alegró la vida con su talento.

Salud, “Loco”; feliz cumpleaños.