Los hinchas de la “T” coparon el San Carlos de Apoquindo frente a los “árabes”, que tuvieron apoyo de todo el país. Se hicieron sentir, aunque sufrieron al final.

¡Qué manera de gritar por Talleres los 4.200 hinchas que llegaron a la capital chilena! El aliento de los fanáticos de la “T” pareció retumbar en la cordillera y volver con más fuerza al estadio San Carlos de Apoquindo para darle más fuerzas al equipo en este partido para la historia que asumió frente a Palestino. Y aunque el resultado no fue el esperado, nada les quitará lo vivido del otro lado de Los Andes.

Los seguidores del Matador coparon ayer desde temprano la coqueta cancha de la Universidad Católica. Hicieron la previa como si estuvieran en barrio Jardín con la diferencia que fue en la “cheta” zona de Las Condes. Y cuando les habilitaron el ingreso al estadio, metieron una canción tras otra mostrando el orgullo albiazul y acordándose del momento complicado que vive Belgrano. Todo ahí cerquita de la precordillera.

El “soy Taieres...” sonó fuerte cada vez que los hinchas del Árabe Palestino quisieron imponer la localía en una cancha prestada para recibir y contener a la multitud cordobesa que se sintió como en casa, pero a 1.100 kilómetros de distancia y después de cruzar los Andes. Porque Talleres no sólo enfrentó a Palestino, sino que adelante estuvo todo Chile. Como equipo chico que son los “árabes” (más allá que disputa su tercera Copa Libertadores), todo el país los bancó, y cuando llegó la hora de la presentación del duelo en el Apoquindo sonó fuerte el ¡“Chi... Chi... Chi... le... le... leee... Viva Chile...!”. Y además, enfrente estaba un representante del fútbol argentino. Más pica imposible.

Los fanáticos matadores se bancaron un tremendo viaje, pero ellos, chochos, dijeron presente en Santiago, como días atrás pasó en San Pablo. Inflados de orgullo, sacaron pecho para gritar un equipo que los representa, que lleva los colores azul y blanco en el corazón como los hinchas. Como “el Cholo” Guiñazú, que pareciera que nació y se crió en barrio Jardín y que llevó siempre la camiseta de la “T”. Claro, como siempre, fue el más ovacionado cuando lo anunció la voz del estadio.

Muchos seguramente estuvieron en la enorme ciudad paulista como otras tantas veces siguiendo a Talleres, y otros, quizá los menos, por primera vez le hicieron el aguante al Albiazul fuera de casa y del país. A puro esfuerzo, vendiendo la moto y pidiendo licencia sin goce de sueldo como contó Lucas, un “tallarín” de pura cepa de barrio Remedios de Escalada. Se bancaron el “solazo” que les pegó de frente hasta que se escondió detrás de la platea, pero poco les importó, todo sea por estar al lado del Talleres copero.

FDK, espectador de lujo

Y también hubo una ovación, minutos antes de empezar el partido, para Frank Darío Kudelka, el hombre que llevó a la “T” a la Copa, y que no la está pasando nada bien en la Universidad de Chile.

El técnico se saludó con cada uno de los hinchas VIP que ocupaban un lugar exclusivo en las plateas.

El texto original de este artículo fue publicado el 28/02/2019 en nuestra edición impresa.