Fernando Godoy asegura que está “en una buena sintonía” jugando al lado de Pablo Guiñazú. Es quien le cuida la espalda al “Cholo” y le permite soltarse más para jugar.

El pasado 10 de diciembre, en la 12ª fecha de la Superliga, antes del receso veraniego, Talleres metió un triunfanzo en Santa Fe, frente a Colón, por 2 a 0. Fue un partido bisagra para el volante central Fernando Godoy, a quien Frank Kudelka incluyó como titular al lado de Pablo Guiñazú.

Antes, sólo tuvo la chance de ir desde el arranque en tres partidos: en la goleada 5-2 sobre Lanús, en la caída en Mendoza 2-1 contra Godoy Cruz , el club desde el que llegó a la “T –las dos fechas que “el Cholo” se perdió por una suspensión–, y el triunfo como visitante 1-0 frente a Chacarita.

Después, con la venta de Emanuel Reynoso a Boca, el DT decidió hacer un cambio estratégico en el equipo, variante que involucró a “Fer”. Sin “Bebelo”, su equipo no tendría tanta posesión y necesitaba un jugador que pudiera marcar y recuperar, y “liberar” a Guiñazú y para que pudiera jugar más.

Kudelka lo puso como interior derecho y apeló a su sacrificio, a su entrega en la franja central, a la solidaridad del jugador que no se nota, pero que siempre está; el que prefiere el perfil bajo a figurar.

Y vaya si le dio resultados. No largó la titularidad desde la reanudación de la Superliga, frente a San Lorenzo, y logró “sintonizar” en la mejor frecuencia con el veterano capitán albiazul.

“Sí, creo que ese partido contra Colón fue un quiebre. Veníamos jugando de una manera y haciéndolo bien. Y en ese partido el técnico entendió que había que hacerlo de otro modo, seguramente por cómo jugaba Colón. Me dio la chance, y gracias a Dios salió muy bien lo que había planificado”, inició la charla con Mundo D el número “15” albiazul.

–No estabas acostumbrado a jugar en esa posición.
–La verdad es que no estaba habituado. Pero a medida que fueron pasando los partidos, me fui sintiendo mejor. En ese momento estaba jugando “Bebelo”, y conmigo cuidándole las espaldas, “el Cholo” se podía soltar más. Tenerlo al lado me lo hizo más fácil.

–¿Contra Defensa y Justicia fue tu mejor partido? Guiñazú estaba un poco cansado, recuperaste más que él y también tuviste que hacer presión alta.
–Puede ser. Nos vamos turnando para que él se pueda ir soltando un poco más. Estamos en una buena sintonía. Trato de respaldarlo, de que esté bien cubierto si decide presionar más arriba.

–¿Cómo es pelear el campeonato? Porque lo están peleando, más alla del cuidado que tienen respecto de no hablar de Boca. El periodismo porteño ya refiere más a Talleres.
–Por un lado, está bien que no hablen tanto de nosotros, para no tener que cargar con ese peso por estar segundos. Estamos tranquilos, contentos, disfrutando de estar arriba, pero yendo partido a partido. Vamos a dar pelea hasta donde nos dé. Dependerá de cómo se vayan dando los resultados.

–Y ahora que lograste continuidad, con más motivo...
–Por eso trato de disfrutarlo. Cuando no estaba adentro, también disfrutaba porque al equipo le iba bien. Uno se siente partícipe de esto, y estoy feliz como todos mis compañeros.

–¿Quiénes te acompañan en Córdoba para compartir esta tan linda etapa para vos?
–Tengo a mi mujer, a mi hijo y a mi perro. Los tres me acompañan a todos lados. Es la tercera vez que me toca pelear un torneo. Primero, fue con Independiente; luego, con Godoy Cruz y, ahora, con la “T”.

–¿Cuál es tu historia? ¿Por qué decidiste ser jugador?
–De chiquito, lo único que me gustaba era jugar a la pelota. Era lo único que me divertía, no quería hacer otra cosa. Con los amigos, en el parque, en mi casa... me fue gustando cada día más. Comencé en un club del barrio de Avellaneda, que después me permitió entrar en Independiente, a los 9 años. Debuté en ese club a los 18 y de ahí no paré hasta ahora. Y siempre como volante central.

–Es decir que al “Cholo” lo veías jugar desde la tribuna.
–Sí. Lo veía jugar en Independiente, en 2002, con ese equipo que salió campeón. En ese momento, era carrilero. La verdad, ahora está mejor que antes.

En 2002, Guiñazú tenía 23 años y él, sólo 11. Hoy tienen 39 y 27, respectivamente. El fútbol y Talleres, le permiten a Godoy seguir aprendiendo, día a día, a su lado.