A las 17, el equipo albiazul visita a San Martín. El 15 de octubre de 2016 logró ahí su primer triunfo en la vuelta a Primera División, luego de que Frank Darío Kudelka advirtió en la previa: “Voy a morir con la mía”.

El Mundo Talleres siempre estuvo urgido de éxito y de fútbol. Desde aquellos equipos de oro de la década del ’70 y ’80, con aquel subcampeonato nacional 1977, la exigencia cambió para todos los planteles que siguieron.

Por caso, aquel cuadro que recuperó la categoría en 1998 en las finales con Belgrano y ganó la Copa Conmebol, y por qué no el que ganó el derecho de jugar las Copa Libertadores 2002 y Mercosur 2001, fueron valorados, pero siempre se les pedía que jugaran como aquel que perdió el título a manos de Independiente.

Cada vez que esos Talleres más nuevos fueron protagonistas, siempre se ponía la lupa en el juego. En el cómo.

Después de mucho tiempo, el resultado por la forma es una fórmula que vuelve a convivir en el primer equipo albiazul que dirige Frank Darío Kudelka. Desde el resultado, la referencia del último segundo puesto debe llevarse a 14 años atrás con el Talleres de Juan José López, aquel que terminó jugando la reválida y yéndose a la B Nacional por el peso de las dos campañas anteriores.

Desde la identificación, habría que remontarse a aquel torneo 1988/1989, que de la mano de Roberto Saporiti registraba grandes actuaciones, con laterales que parecían delanteros como Antonio Váttimos y Alejandro Montenegro, con el fútbol de Antonio Apud, Héctor Chazarreta y Adolfino Cañete, más la potencia de delanteros como Abel Blasón, Alejandro Nanini, Amadeo Gasparini y José Luis Pochettino. En el fondo, la seguridad estaba garantizada con el arquero Rubén Ruiz Díaz y César Zabala. Ese equipo clasificó sexto y fue jugar la liguilla pre-Libertadores, pero terminó cayendo ante San Lorenzo.

Hoy, el Talleres segundo a siete puntos del líder Boca y clasificando a la Copa Libertadores es consecuencia de un estilo de juego que es respetado y reconocido por todos. Una apuesta que tiene un arquero seguro, centrales en un gran momento, marcadores de punta que van y vuelven a la misma velocidad, un tridente de volantes encabezados por Pablo Guiñazú que es el regulador del equipo, dos extremos rápidos (antes Palacios y Menéndez; ahora Joao y Ortiz) y, desde hace dos fechas, dos centrodelanteros gravitantes.

En esa condición, Talleres visitará a San Martín de San Juan, hoy, a las 17. En el mismo lugar donde nació el equipo que desarrolló un ADN allá por el 15 de octubre de 2016. Cuando el equipo cumplía sus primeros partidos en el regreso a Primera División, tras 12 años de ausencia y que todavía no había ganado.

3-1 y cinco triunfos al hilo

El Mundo Talleres no era feliz por esos días. El rendimiento del equipo y los resultados habían sido dos empates y tres derrotas, la última de ellas ante Aldosivi. Tras ese 2-1, y ante la pregunta sobre si cambiaría algo de cara al partido en San Juan, Kudelka dijo tajante: “Muero con la mía. No voy a poner dos líneas de cuatro, creo que esta es la manera de ganar”.

Talleres revivió en un momento delicado con una estrategia que se hizo ley. Siguió siendo un equipo ofensivo, como advirtió el DT, pero cambió el modo. Ese día vio la luz un nuevo tridente de volantes con el que resolvió la mayoría de las situaciones de juego. A la gestión de Pablo Guiñazú (que no había jugado bien en Mar del Plata), le sumó la de Leonardo Gil (había sido enganche ante Aldosivi) y la novedad de Emanuel Reynoso (había ingresado a la consideración del DT en el partido anterior al anotar por primera vez y ya convertido en un volante mixto, lejos de aquel enganche que sólo esperaba la pelota para poder jugar).

Arriba, dispuso a tres extremos como Sebastián Palacios, Aldo Araujo y Jonathan Menéndez, sin un “9” definido. Talleres planteó un partido de ida y vuelta para aprovechar la velocidad de sus extremos y laterales, más la inteligencia del trío “Cholo”- “Bebelo”-“Colo”.

Ahí se levantó Talleres: el 3-1 a San Martín en su casa fue el primer triunfo del torneo. Guido Herrera; Leonardo Godoy, Javier Gandolfi, Carlos Quintana e Ian Escobar; Pablo Guiñazú; Leonardo Gil y Emanuel Reynoso; Sebastián Palacios, Aldo Araujo y Jonathan Menéndez fue el equipo titular. Luego ingresaron Carlos Muñoz por Araujo –se lesionó a los 22 minutos de juego, luego de que le cometieran penal–, Guillermo Cotugno por Quintana –también lesionado- y Fernando Godoy por Reynoso.

Talleres ganó con los goles de “Pala”, Muñoz Rojas y “Jony”. Fue el inicio de una racha que llegó a cinco triunfos consecutivos y lo más importante: el nacimiento de un estilo de juego, que hoy está más vigente que nunca.

Silva titular

Para hoy, en el que Talleres conserva a ocho jugadores de aquella delegación (Caranta fue suplente como lo será hoy), presentará el ingreso de Nahuel Tenaglia por el suspendido Leonardo Godoy, mientras que Santiago Silva seguirá siendo el “9”, pese a que Junior Arias cumplió con la fechas de suspensión y estará como suplente.