Mientras que algunos clubes se refuerzan con futbolistas con probada experiencia, otros apuntan a nombres como apuestas.

La llegada de Carlos Tevez a Boca Juniors, más los posibles arribos de Franco Armani y Lucas Pratto a River Plate, son claros ejemplos de cómo los dos clubes más grandes de Argentina rompen un mercado de pases para marcar las claras diferencias de presupuesto entre los que tienen la billetera más grande con el resto.

Las cifras casi irreales que manejan xeneizes y millonarios con respecto, por ejemplo, a Belgrano y a Talleres son obscenas. Mientras que los primeros van a lo seguro, a futbolistas consagrados y de probada experiencia; los segundos tienen que apuntar a jugadores como apuestas, que a veces pueden salir bien y otras muy mal.

A Belgrano llegó Mauro Guevgeozian, quien en Newell’s quedó en libertad de acción (tenía seis meses más de contrato) y no rindió lo bien que lo había hecho en Temperley, su anterior club en la Primera División. Está claro que en barrio Alberdi apuntan a aquel delantero que se destacó en el club celeste de Buenos Aires y no al de la Lepra rosarina. Es toda una apuesta, que si sale bien hará que la “B” encuentre los goles que le faltaron en la primera parte de la Superliga.

En Talleres todavía no llegó un refuerzo para cubrir el hueco que dejó Sebastián Palacios. Ahora surgió el nombre de Samuel Sosa, de sólo 18 años y que integra la selección Sub 20 de Venezuela. Otra apuesta del club de barrio Jardín, que busca futbolistas con proyección y con la posibilidad de venta en el futuro. Pero no sería para tapar el lugar del “Tucu” Palacios si no ante una posible venta de Emanuel Reynoso.

Está claro que el gran objetivo de Boca y de River es la Copa Libertadores 2018, y por eso “jugaron” fuerte en este mercado de pases. En cambio para los cordobeses es poder llegar a jugar copas internacionales. Marcadas diferencias del fútbol argentino, que ojalá no se convierta en la Liga de España o de Italia.