Adentro de la cancha, la “T” se floreó contra un rival de gran jerarquía como Lanús y lo goleó 5-2. Y en las tribunas, su gente respondió como se esperaba.

Tenía que ganar en el debut en esta novedosa Superliga, como local, y lo hizo, pero de la forma más redonda. Frente a Lanús, un rival de jerarquía y que juega muy bien, Talleres goleó 5 a 2, mostró autoridad y estuvo en un todo de acuerdo con las formas futbolísticas que lo hicieron respetar en todas las canchas en el torneo pasado. No le pudo salir mejor, porque cuando termine la fecha, se verá arriba en la tabla de posiciones y habrá mandado un claro mensaje a sus rivales y, también, puertas adentro.

Si el objetivo principal de la “T” es pelear un lugar entre los 10 primeros del campeonato, arrancar ganando, goleando y gustando, no es poca cosa. Volvió a demostrar las mismas virtudes de la última temporada y también los déficits, pero logró plasmar en el marcador las diferencias a su favor en la cancha, su principal karma en el pasado Torneo Independencia. No se le hacen cinco goles, así como así, a Lanús.

Pero parece que el Granate es un rival que le sienta bien a Talleres. El torneo pasado le había ganado 3 a 1 y con un gol de Sebastián Palacios y otro de Jonathan Menéndez, quienes anoche se volvieron a anotar.

Los equipos con propuestas abiertas y generosas, como la de Lanús, son las que benefician al juego de Talleres. Quedó debidamente certificado la última temporada, en la que terminó sufriendo, y perdiendo también algunos partidos con equipos de menor estatura futbolística que se cerraban atrás, lo esperaban y le jugaban de contragolpe.

Cuestiones en las que Kudelka deberá trabajar para enmendar y corregir, pero que no empañan la buena impronta que su equipo dejó ayer en el Kempes, siempre a partir de respetar un estilo y una forma de juego que se mantiene inalterable. Y sin Pablo Guiñazú, su líder, emblema y referente, quien ayer cumplió 39 años.

A las certezas de tener a “Jony” y al “Tucu” enchufados y en un gran nivel, también hay que agregarle que Talleres parece haber encontrado en Junior Arias al “9” que le faltaba. Más allá de que marcó su primer gol, demostró tener el arco entre ceja y ceja, olfato goleador y otros ricos aspectos técnicos para aprovechar.

Kudelka y Fassi habían dicho, en la conferencia de prensa del jueves, que haber mantenido la base del equipo anterior era lo mejor que le podía haber sucedido a Talleres. Y remarcaron también lo que costó. Lo que se vio ayer les dio la razón. Y si se tiene en cuenta que en el equipo inicial sólo estuvieron dos de los refuerzos que llegaron, el optimismo será creciente en todo el Mundo Talleres. Y como si con esto no alcanzara, “el Chelo” Torres, desde el banco y debutando en la Primera División, marcó el quinto. Un golazo que se corresponde con los buenos antecedentes que trae desde Boca. Seguramente, recorrerá en la “T” el mismo camino que Palacios.

Un marco acorde

Unas 38 mil personas sortearon las dificultades del tránsito en los accesos al estadio por las obras y desde temprano fueron llegando, aunque las tribunas recién se poblaron unos 15 minutos antes del arranque del partido. Si se tiene en cuenta que 35 mil socios renovaron su abono fútbol, la simetría entre el interés que causaba el debut del equipo y la respuesta de los asociados a la hora de pagar su ticket fue casi exacta.

La salida del equipo a la cancha fue una señal de ello. Por los altavoces se fue nombrando a cada jugador, con la correspondiente imagen en el Led, y las ovaciones mayores se las llevó Guiñazú, Reynoso y Herrera.

La gente demoró un poco en ir aclimatándose al partido, pero cuando en el arranque del segundo tiempo Arias marcó el primero, se encendió. Y terminó con una fiesta, hasta quizá inesperada para una fecha inaugural de un torneo. Mejor no podía salir.