Triunfazo. La “T” sentenció el partido de contra y cuando Cipolletti lograba ponerlo en aprietos.

No es casualidad que Talleres esté cerrando invicto la temporada en sus partidos fuera de Córdoba. Desde hace un tiempo el equipo de Frank Kudelka entendió cómo afrontar estos cotejos, atacando cuando hay que hacerlo y arremangándose en el fondo cuando la situación lo amerita.

El 3-1 conseguido ayer ante Cipolletti quizá fue generoso para la “T”, en un partido parejo en el cual supo golpear en los momentos justos para conseguir tres puntos de oro. De arranque el equipo local eligió atacar a las espaldas de Ivo Chaves, aunque únicamente generaba peligro con las pelotas paradas que manejaba Mariano Torresi, el exvolante de Instituto.

Las desinteligencias en el fondo albiazul derivaron en una dura discusión entre Ischuk y Chaves, pero cuando las cosas no pintaban bien para la “T” apareció Juan Pablo Francia en acción. El habilidoso volante pidió la pelota, se mostró siempre y de un tiro libre suyo nació el penal que luego, Eial Strahman, derecho como está, cambió por gol.

Con Aldo Araujo apagado y desconocido, Talleres no fue más que eso en el primer tiempo y el resultado terminó siendo lo más rescatable de esos primeros 45 minutos.

Supo cerrarlo

Sin brillar ni mucho menos, la gran virtud de Talleres fue aguantar la embestida de Cipolletti, que salió a buscar el empate en el complemento exponiéndose.

Strahman pudo empezar a liquidar la historia rápidamente, pero falló en un mano a mano ante el arquero Caprio, que le tapó una pelota dificilísima. Sin impacientarse y atacando por los dos costados, “Cipo” fue por el empate en el momento en que Talleres decidió defenderse sin la pelota y cerca de su arquero.

Un cabezazo de Vera por encima del travesaño y una salvada in extremis de Olivera alteraron la tranquilidad de Kudelka, que metió mano para retomar el equilibrio perdido.

El ingreso de Piergacomi por Ramis le permitió recuperar juego y en una gran jugada llegó el 2-0: Araujo le bajó con la cabeza una pelota cruzada a Sosa, quien le pegó como venía desde afuera y puso el 2-0.

Cuando todo parecía liquidado, Cipolletti descontó con un “bombazo” de Capurro.

Jugado, el local salió a vender cara su derrota, pero se expuso a una contra, que le terminó siendo letal. “Turbina” Araujo puso quinta, enfrentó al arquero y sentenció la historia con un bonito gol para que el sueño albiazul del ascenso comience a hacerse real.

El árbitro

Carlos Córdoba (regular). Acertó en la jugada del penal a Olivera tras la falta de Herrera. Llevó bien el partido sin necesidad de sacar tantas tarjetas. El público local le reclamó un penal por una mano del defensor albiazul. Fue su falla más llamativa.

Uno x uno


Ischuk. Dudó en varios centros. No dio garantías. Poco que hacer en el gol.
Chaves. Se proyectó menos de lo habitual.
Goiri. Ganó y perdió con los delanteros rivales. Dio un par de faltas cerca del área.
Olivera. Fue una muralla en la defensa. Sacó todo lo que pasaba cerca del arco de Ischuk.
Benítez. Por su zona el local generó peligro, por eso se contuvo y no pasó mucho al ataque.
Burgos. El alma del medio de Talleres, el hombre de marca. No brilló pero cumplió como siempre.
Raymonda. Se lesionó apenas comenzó el partido. Jugó poco.
Ramis. Intrascendente. Luchó todas en el primer tiempo, pero no generó mucho peligro.
Francia. Buen primer tiempo. Siempre se la dio a un compañero. En el ST se quedó un poco, pero tuvo una buena actuación.
Araujo. Apagado en el PT, pero en el complemento apareció, hizo un gol, dio una asistencia e hizo amonestar a un rival.
Strahman. Sutileza y calidad para marcar el gol de penal. Ganó casi siempre de arriba.
Sosa. Gran debut del ex-Huracán. Se metió de a poco en partido y clavó un golazo al ángulo desde afuera del área.
Piergacomi. Entró para darle equilibrio al mediocampo.