El ex delantero de Talleres dirige al filial en Carlos Paz que el domingo pasado desfiló en el Mario Kempes. Contó a PODIO sus proyectos, con un inevitable repaso de su carrera tanto en el albiazul como en otras latitudes.

Talleres ya plantó bandera en Carlos Paz, con una filial y escuelita de Fútbol, y el embajador en la Villa Serrana es un producto genuino albiazul como Pablo Cuba. El ex delantero que silenció con tres goles al Centenario de Montevideo en las excursiones internacionales del club de barrio Jardín, y que le metió doblete a River cuando asomaba como juvenil hoy se dedica a la formación de niños con el deporte. Ya tiene más de 80.

Inscriptos con edades que van de 4 a 14 años, y el domingo cumplieron el sueño de desfilar en el Mario Kempes bajo el aplauso del público. “Los chicos a esa experiencia no se la olvidan más. Fue hermoso para ellos y para mí también. Había tenido encuentros en el predio y que ahora formemos parte de la familia de Talleres es un orgullo inmenso. Tengo la escuelita hace cinco años y siento que dimos un paso adelante. Fue una gran experiencia”, contó Cuba, que coordina las canchas de entrenamientos en la esquina de Champaquí y Los Tamarindos, en Carlos Paz.

- ¿Qué fue de tu vida? Te retiraste muy joven del fútbol...
- Si, tenía 28 años, formaba parte del plantel de San Martín de San Juan que ascendió a Primera División con Fernando Quiróz como DT, pero me venía desgastando. Me recuperé de una lesión de rodilla, sin embargo, un día no quise ir más a entrenar. Me era una carga. Vine a casa, hablé con mi familia y tomé la decisión. No vi fútbol por varios años, estaba en pleno duelo.

- ¿No te tentaron para volver a Talleres, u otro club?
-Si, me llamaron de Ecuador, Chile, Bolivia, de Juniors también pero no tenía motivación. Me quedaba más resto, pero en el fútbol de hoy si no estás bien físicamente, no podes competir. Es la realidad. Y yo venía cansado, así que me puse a trabajar. Ahora juego en la UCFA con Zebra Club. Hay varios ahí: Lucas Rimoldi, Gastón Martina, los hermanos del “Mudo” Vázquez, César Gradito y está entrenando Javier Malagueño. Ascendimos a Primera. Ojo ¿eh?

- ¿Te saludan más por los goles a River o a Peñarol, los hinchas de Talleres?
- Fue impresionante el afecto que recibí el domingo. Vos sabes que me pasan cosas raras desde que soy “profe”: muchos alumnos me muestran con sus celulares algunos videos en You Tube con esos tres tantos en Uruguay, o los dos a River. Porque por su edad no me vieron jugar. Y me dicen “Profe, usted era figura”, me da un poco de vergüenza la verdad. Teníamos un equipazo. Jugué Copa Libertadors con The Strongest de Bolivia, pero eso de Talleres no me olvido más. Otros me recuerdan el gol a Olave cuando atajaba en Gimnasia La Plata, en 2004, cuando llegamos la cima.

- Y después llegó el descenso...
- De no creer. Salimos segundo y descendimos. Te juro que es una herida que no se cierra más. Lo comparo solamente con la muerte de mis abuelos

- ¿Te gusta Talleres hoy? ¿Te parece que puede ascender?
- Te digo la verdad, nosotros estábamos punteros en Primea División y no entrenábamos en canchas tan acondicionadas como las que ví en el predio la vez que lo visité. Se nota mucho laburo en la cantera, hay inversiones, espero que pronto salgan los frutos. Nos falta ese plus en lo deportivo nomás. Creo que se va a lograr, voy seguido a la cancha y sufro como hincha. Veo crecimiento institucional, ojalá se cristalice con el ascenso.

Del BMW a los rezos en Túnez

Los derechos económicos de Pablo Cuba pasaron en 2001 a manos del empresario Jorge Petrone, en tiempos que Talleres subastaba sus inferiores, para paliar los baches financieros. Llegó en 2002 a Independiente, y fue campeón con aquel equipo que comandaban Andrés Silvera, Gabriel Milito, Federico Insúa y Daniel Montenegro. Más allá del título, Cuba tuvo el privilegio de adjudicarse mediante el sorteo que realizaba el DT Américo Gallego, nada menos que un BMW. “Fue una hermosa experiencia. Estuve en el tercer equipo más grande del país, y a pesar de que al final no terminé jugando mucho, no me arrepiento. Sigo en contacto con el “Pocho” Insúa. Fue una linda apuesta y aprendí mucho”, declaró

Quiso el destino que conociera otras latitudes a lo largo de su carrera, pero la más insólita fue la vivida en Túnez. “Estuve dos meses en el Esperanza Zarzis , cuyo dueño era el hijo del presidente Zine El Abidine Ben Ali (derrocado años después en la “Primavera árabe” en 2011). “Era todo muy exótico. La comida, las costumbres, recuerdo que a las mujeres no se les permitía mirar a los ojos a las personas. Entrenábamos a las 21 porque el calor era insoportable. Una vez suspendimos la práctica antes de tirar un córner, ya que mis compañeros tenían que ir a rezar. Los musulmanes son muy devotos de la fe. Fue poco tiempo porque extrañaba a mi hijo Toto. Junto a Benjamín, mi otro chico, son mi vida”.

Se perfilan los mismos


El DT Frank Kudelka espera las evoluciones de Wilfredo Olivera y Ezequiel Barrionuevo para definir a Talleres, que el domingo a las 16 visita a juventud Unida Universitario de San Luis (6ª fecha del tetradecagonal). Los reemplazaron en la rutina Adalberto Goiri y Victorio Ramis, mientras se recuperan de sendas lesiones.