Apriete. El líder de “La Fiel”, Darío Cáceres, junto con otro barra, interrumpió la práctica de ayer en la Boutique y lanzó “advertencias” al plantel y a Ghiso. En 2011 había utilizado el mismo método.

Era “cantado” que sucedería, aunque quizá llame la atención que haya sido ahora, cuando Talleres tiene un pie y medio en el Argentino A y con un margen aritmético imperceptible que podría salvarlo del descenso. Un milagro en el que casi nadie cree, ni siquiera sus propios jugadores.

Hace tres años. Cáceres ingresó a la Boutique y pidió explicaciones al entonces DT Gustavo Coleoni y a sus jugadores.

Pasó ayer al mediodía, cuando el plantel terminaba su práctica de fútbol, en la que Jorge Ghiso definió el equipo que el próximo lunes recibirá en el Kempes a Huracán. Alrededor de las 12.15, Darío Cáceres, líder de la barra “La Fiel” y de la Fundación que lleva ese nombre, acompañado por un par que se apodaría “el Toro”, ingresó al campo de juego de la Boutique, sin que la seguridad se lo impidiera, y “apretó” a los jugadores y al mismo DT.

Y lo hicieron con la misma impunidad que aquel 22 de abril de 2011, en idéntico escenario, cuando una práctica del plantel por entonces dirigido por Gustavo Coleoni, fue interrumpida por Cáceres y otros barras, con la misma intención, aunque en término más “amables”.

La escenografía de ayer fue casi calcada, pero con el agravante de que el entrenamiento era a puertas cerradas y aquella vez no. Cáceres, acompañado por otros dos barras, ingresó en un vehículo de alta gama al predio. Y frente a la ausencia de policías y de, en apariencia, un solo guardia de seguridad, pasaron el hall y accedieron, en un símil de zona liberada, a la cancha, donde los jugadores terminaban de entrenarse.

Según lo que pudo reconstruir de lo sucedido en ese momento de máxima tensión, Cáceres y su acompañante comenzaron a increpar a los jugadores por el descenso, profirieron insultos a algunos de ellos y, según se pudo confirmar, fue el lateral José Shaffer quien se llevó la peor parte.

Uno de los barras – habría sido “el Toro”, pero el dato no pudo ser confirmado por este medio– le habría asestado un frentazo al lateral, quien sufrió un corte en la nariz, causado por la visera de su gor ra. Shaffer, afectado por la situación, prefirió no hablar ayer, pero un familiar directo confirmó la existencia del corte.

El defensor, uno de los jugadores más apuntados, no fue el único que habría recibido advertencias. También Agustín Díaz y Cristian Pavón. Ambos son representados por Fernando Hidalgo y, según trascendió, los barras le habrían dicho: “Si se quieren ir, díganles a sus representantes que vengan a hablar con nosotros”.

Quien también la pasó mal fue Ghiso. Al intentar interceder en la arremetida contra Shaffer, habría recibido de los fanáticos la siguiente respuesta: “Vos no te metás que no seguís en Talleres”. El apriete no duró más que cinco minutos. Y así como entraron a la cancha, sin que nadie se los impidiera, subieron al auto y se fueron.

Anoche, ni Shaffer, ni otro jugador, ni Ghiso habían realizado una denuncia policial.

Comunicado. Fue el que emitió anoche el Fondo de Inversión tras reunirse para analizar lo sucedido. “El Club Atlético Talleres informa que debido a los hechos de público conocimiento ocurridos durante el entrenamiento del plantel profesional en La Boutique, ha decidido abrir un sumario con el objetivo de esclarecer lo acontecido. Posteriormente, tras realizar la investigación correspondiente, se darán a conocer los resultados obtenidos y se decidirá el procedimiento por seguir”.

Hubo un antecedente. El pasado 18 de abril, un grupo de “La Fiel” visitó al plantel – según testigos, “en buenos términos”– en el predio Nuccetelli. Ghiso ya había asumido en lugar de Forestello y un par de días antes Cáceres había recuperado la libertad, tras casi cinco meses de estar detenido.

Antecedentes


Darío Cáceres. Es el líder de “La Fiel”, grupo que controla la popular de la “T”. Integró Hinchadas Unidas Argentinas, viajó a Sudáfrica 2010 y fue deportado junto al resto de los barrabravas. Creó la “Fundación La Fiel” para, según repite, erradicar la violencia de las tribunas de Talleres. Fue reconocido por la Unicameral de Córdoba, tras el ascenso a la B Nacional, y disertó en el Congreso Nacional. Fue imputado de homicidio simple por el crimen de Jonathan Villegas, en noviembre pasado, en El Diquecito. Y tras estar casi cinco meses detenido, el mes pasado quedó libre. Este barra, que también tiene minutos de protagonismo en el filme Locura que enamora mi ciudad, escribió recientemente, en el Facebook de la Fundación: “Queremos dejarles muy en claro a aquellos que hoy nos demandan otra clase de acciones que no somos nosotros quienes agregarán desgracias al momento que vivimos”. Hechos, no palabras.

Con privilegios muy llamativos


Por Guillermo Puente | [email protected]

Lamentable. Por donde se lo mire, lo que pasó ayer en la Boutique de barrio Jardín fue lamentable. Que dos barras puedan ingresar a la práctica, que era a puertas cerradas, detenerla e increpar a jugadores y cuerpo técnico de la “T” es inadmisible a esta altura del partido. Esos mecanismos parecen de otra época. Pero no, siguen vigentes. ¿Estos muchachos creerán que los futbolistas jugarán mejor por amedrentarlos? ¿Tanta impunidad tienen estos barras? Ayer se movieron como si fueran los dueños del club. No pueden hacer lo que quieran. No deberían. Y lamentable fue lo del Fondo de Inversión. En lugar de repudiar el hecho, dijo que lo investigará.