Benítez. Falta una fecha para el reducido, pero las finales ya empezaron para “el Chino”. San Jorge fue su debut, tras la lesión. Sigue en Salta.

A Talleres le falta una fecha más para empezar a jugar esas 10 finales que integran el undecagonal que otorgará el primero de los dos ascensos a la B Nacional.

Pero para Nelson Benítez, esos partidos decisivos empezaron antes.

“El Chino” vino como refuerzo tras su paso en 2004/2005, se contracturó y recién pudo reaparecer ante San Jorge de Tucumán.

El próximo domingo Talleres visitará a Central Norte de Salta y “el Chino” también buscará rodaje para lograr la gravitación que el DT Arnaldo Sialle pretende de él.

“Vine con mucha ilusión a Talleres, con ganas de jugar. Se hizo larga la espera. Lamentablemente, me lesioné el último día de la pretemporada. Pero ya pasó. Lo importante es que ya pude jugar y ahora puedo sumar al grupo”, dijo Benítez.

–¿Cómo se sintió ante San Jorge?
–Me sentí bien. La verdad es que no sentí molestias. Todavía no me explico qué pasó. Yo venía de una inactividad, pero había hecho todo bien. Las prácticas, los ejercicios. En un pique sentí que se me había contracturado. La recuperación tardó, pero era para estar seguro de que estaría bien. ¿Si me cansé el sábado pasado? Me sentí bien todo el partido. Lo fundamental es estar en el grupo. En la época pasada, hice las dos funciones: lateral y volante. Ahora tengo resto para hacerlas. Tenemos un buen grupo: jugadores, DT y auxiliares. Hay que pulir errores. No somos los mejores cuando ganamos ni los peores cuando perdemos. Hay material.

–¿Cómo se vive la ansiedad del Mundo Talleres?
–El sueño es ascender. Es el logro fundamental. No podemos quedar como el segundo o el tercero. Pero no será fácil. Sabemos que podemos. Tienen un buen equipo. Pero puliendo errores, podemos sacar ventajas. Los partidos se ganan en los 90. No hay que dejarse llevar por la gente. Uno debe fortalecer todo. La gente nos hace sentir qué es Talleres. Ya lo pasé, en otros momentos también difíciles. Es cierto que faltan dos meses, pero nos jugaremos la vida.