El dueño de la pelota. Tras su triplete en Salta a Gimnasia y Tiro, en el triunfazo de Talleres 4-2, Gonzalo Klusener compartió también con Día a Día, un viaje a su crianza en Misiones, entre pelotas y novelas brasileñas.

Llega Gonzalo corriendo. Mojado, con el húmedo mesopotámico. Las zapatillas parecen las de un tenista de polvo de ladrillo. Pero no, viene de jugar a la pelota, sobre la roja tierra de sus ancestros. Y tiene el hambre propio del adolescente con estómago sin final. Su viejo, “Nanico” (que en portugués significa “petiso”), no lo ve. Gonza se para de costado, como en las películas de acción, detrás de uno de los estantes. Estira el brazo con notable armonía y, como esas máquinas que levantan un oso peluche, toma un paquete de galletas. Luego se va. Se hace la leche. Yiya, su mamá, no está. Devora. No para. Está chocho porque ganaron con tres goles suyos a los del otro lado, los pibes de siempre. Mientras come sabe que tendrá que bañarse, casi por insistencia materna. Y también sabe que no hay que poner en riesgo “el” momento de la tarde-noche: esa novela brasilera de las que todos hablan en el cole. “Jaja, sí, te lo tengo que reconocer. Soy novelero. Me crié viendo novelas brasileras. Y, por supuesto, el Brasileirao”, cuenta con nostalgia.

Klusener es de Oberá, Misiones. Tiene los ojos color caoba y sonríe achinado. Es un devoto adorador de su pasado. La despensa (ahora el supermercado “Nueva Uruguay”) del viejo. Las clases de su mamá, maestra de escuela. El “portuñol” en sus oídos. “Las maestras en la escuela te hablan en español y portugués porque allá la invasión brasileña es muy fuerte”, supo contarlo en otros momentos. La TV y la radio se escuchan en ese idioma más que en el propio. Cosas de los lugares de frontera, donde es fácil agarrar canales de tele brasileños a rolete. Y por eso este 9 matizaba besos de actrices desesperadas con los gritos de Romario, Bebeto o Edmundo.

El goleador de Talleres está en pleno reposo luego de un domingo ilustre: “hat-trick” a Gimnasia y Tiro en el 4-2 definitivo, allá en Salta. Klusener recibe a Día a Día en su departamento de un barrio coqueto de Córdoba. “El departamento está así (bastante ordenado) porque estuvo mi novia (vive en La Plata) hasta hace unos días”, dice entre risas. Sabrina, su compañera, le sonríe desde algunas fotos. Y es la que le ordenó la cocina, los estantes. Casi todo.

Horacio Pagani, en el programa Estudio Fútbol de TyC Sports tira algunas frases mientras Gonzalo lo pisa con sus palabras. “Me gusta mirar mucho fútbol. Siempre veo estos programas”, recalca. Y otro detalle: cada vez que abre la heladera se encuentra con el fixture del Argentino A, pegado allí. “Estamos muy bien, mentalizados. Hay que estar enchufado”, dice.

El bolso en el piso todavía está hecho, tapado por una almohada casi de su mismo tamaño.

Kluse lo revuelve y saca de adentro la pelota de la hazaña. Toda firmada por sus compañeros. Está feliz por este momento, por ese triunfazo, “impensado para algunos”, como él mismo lo dice.

“No sabés lo que fue. Le dije al árbitro que me diera la pelota, que había hecho tres goles. Pero esquivó y me dijo que se la pida al utilero de Gimnasia. Y no me la quería dar”, detalla con intensidad.

–¿Y cómo la conseguiste?
–Tuve que canjearle una por la nuestra. Me hice cargo, qué se va a hacer, pero yo quería la del partido. Era ésa la que yo quería.

Gonzalo no se queda quieto. Habla con la pelota en sus manos y el balón se mueve como si él fuera su ventrílocuo. Dice algo y la pelota asiente. Vuelve a decir otra cosa y el esférico gira y lo vuelve a mirar. “Fueron tres goles muy lindos. Me gustó más el tercero. Yo bajé la pelota así (hace el gesto y casi muestra la nuca), después fijate que la bajé y cuando estaba en el piso la reventé. Los muchachos no me creen, dicen que sólo me pegó. Pero yo la bajé, mirá el video”, discute casi como el pibito de Oberá, el que se peleaba con sus compañeros para imponer su explicación.

Este muchacho está contorneado ya por nueve goles que ilusionan su carrera, su presente en Talleres y el sueño de todos de ese ascenso que se añora fervientemente.

“Esto reconfirma el trabajo que venimos haciendo, nuestra confianza. Estamos convencidos y sabemos lo que queremos y a qué apuntamos. En este club todos hablan mucho y todos opinan. No hay ningún problema, pero es algo que no nos tiene que desviar del camino. Y los que no vienen jugando y entraron, despejan dudas y dan confianza a la gente. Somos un equipo y un grupo del que puede jugar cualquiera. Para eso estamos”, cierra el nueve.

–Todos te firmaron la pelota, jugadores, médico, utilero...¿Y el entrenador, Cacho Sialle?
–No, Cacho fue el único que no me la firmó. Cuando se lo pida, en vez de firmarme la pelota me va a pedir que la siga metiendo.

“Estamos todos afilados”


En Talleres el momento deportivo tuvo un día bisagra este domingo pasado en Salta. La victoria sobre Gimnasia y Tiro 4-2 tuvo un sustento más marcado. El equipo tuvo más equilibrio entre los dos tiempos.

“Es lo que tenemos que mejorar. Tener un buen primer tiempo y un buen segundo. No podemos seguir arrancando mal los partidos y salir a remontar los segundos tiempos. Así va a costar muchísimo”, reconoció a Día a Día Gonzalo Klusener que está viviendo un gran momento personal.

Aunque destacó que hay un muy buen grupo y una competencia sana, lógica y entendible. “Está bien que piensen que Alexis (Olivera) puede jugar. Yo digo que estos tres goles no me garantizan para nada ser titular, ni jugar el próximo partido. Trato de entrenar bien para estar bien y para jugar. Está bien la competencia que tenemos con Alexis que nos llevamos muy bien, nos respetamos y nos tenemos aprecio”, expresó el 9 de la T. Además, amplió la idea de lo que se está viviendo en la interna del equipo.

“Alexis en ningún momento demostró que no me apoyaba. Yo me siento alentado por él. Me toca a mí con Franco, con Gaby o les tocará a Alexis con Franco y así sucesivamente. Está muy bien que todos estemos convirtiendo y es bueno para el equipo”, recalcó.

Todos, a full. Por otra parte, a pesar de que el entrenador ha movido varios puestos, Klusener destacó que nota que todos están en la misma. “Yo veo que Rodrigo Chávez entró y lo hizo muy bien. Y es difícil sacarlo del equipo. Massena entró y muy bien. Y algo que noté, que me gustó y que realmente valoro como por ejemplo Chitzoff (reemplazado por Chávez de titular) nos alentaba desde afuera con todo. Gritaba, nos aplaudía las jugadas, me puso muy contento cuando lo veía ayer (el domingo)”, completó el Klusegol. Así el 9 está en un gran momento personal, batallando con la T en estas aguas aún turbulentas del Argentino A. “Estamos todos afilados, por suerte. Tenemos que seguir así por algo grande”, finalizó Gonzalo.