Buffarini, hijo pródigo del Albiazul, le augura un buen horizonte al equipo. El “Chacho”, clave en San Lorenzo por la Copa Argentina, habló de su buen momento y su pasado en el club.

En los festejos tras la goleada a Douglas Haig, hubo un integrante nuevo que se abrazaba con todos los protagonistas, como uno de los hinchas más eufóricos. Un conocido de la casa: a Julio Buffarini (23 años) le cuesta mucho despegarse de barrio Jardín. Hoy viste la camiseta de San Lorenzo de Almagro, y fue quien capitalizó el pasaporte a octavos de final de la Copa Argentina a los de Boedo. Singular capricho del destino: de Talleres, el “Chacho” se fue en libertad de acción, cobrando el sueldo mínimo, y muchos de los que lo criticaban o no despiertan de su asombro cuando lo miran por TV jugando en Primera División, o haciendo un surco por la banda derecha, con la camiseta de Ferro. “De mi paso por Talleres me llevo un grato recuerdo, porque pasé buenos y malos momentos. No reniego de todo lo que se dijo, del descenso, de las críticas, porque la situación era muy difícil, la presión era insoportable y no era fácil. Talleres fue mi vidriera y siempre voy a estar más que agradecido”, contó a PODIO el volante oriundo de General Cabrera.

- ¿En qué cambió tu juego?
- Estoy más tranquilo, me pongo a pensar antes de actuar y me siento más relajado para jugar. En Talleres era muy atolondrado y no contaba con esa cuota de tranquilidad en función de terminar bien las jugadas. Me desesperaba, me pasaba de vuelta. Tuve un solo año en inferiores, me subieron rápido a Primera y no tuve otra que madurar de golpe. Estaba muy acelerado.

- ¿Fue bueno entonces el hecho de haberte ido de Talleres?
- No lo tomo de esa forma. No me fui por la puerta grande como quise, pero tampoco por atrás. Estuve en épocas polémicas, complicadas, muy difíciles. Yo estuve cobrando el sueldo mínimo, por el 20 por ciento por casi dos años, y no hicieron nada para aumentarme el contrato y mantenerme. Eran tiempos raros en lo dirigencial. Yo soy hincha de Talleres y me gustaría en un futuro volver.

- En Ferro tuviste un gran semestre, ¿cómo te imaginás que será estar en San Lorenzo?
- Va a ser un desafío enorme, por la necesidad de sumar, salir de las Zona de Reválida y volver a ser protagonista. Estoy acostumbrado a la presión, por todo lo que viví en Talleres. Uno sueña desde chico con jugar en Primera y se me está dando. Lo quiero aprovechar, será duro. Hay que meterle el pecho a las balas. Es un club grande y no hay margen.

- ¿Cómo lo ves a Talleres?
- Muy bien. Estaba en el piso, se recuperó y vuelve a ser candidato. Es un campeonato muy jodido el Argentino A, pero yo le tengo toda la fe. Crucero del Norte es el rival. Estamos en carrera y ojalá logremos el ascenso.

Buffarini, otro mal negocio, con el diario del lunes


Con el diario del lunes, todos somos grandes dirigentes. El fútbol es a veces una quimera. Con el enorme porvenir que tiene a sus 23 años Julio Buffarini, quedó demostrado una vez más que los tiempos de los clubes no son los mismos que el de los jugadores. Los hinchas que insultaban visceralmente al “Chacho” porque se tiraba más al piso de lo que jugaba, y la prensa que lo criticaba por sus centros que nunca llegaban al área o se iban a la tribuna, hoy miran con recelo y poco entienden su desembarco en un club grande de Primera División como San Lorenzo, tras devolver a Ferro Carril Oeste en el protagonismo en sólo un semestre. Los tiempos convulsionados que vivía Talleres, con los gerenciamientos controversiales y la transición a los socios, lo hicieron emigrar a otros horizontes, y da la sensación que fue lo mejor para su carrera, el hecho de haberse alejado de ese contexto polémico y de presión extrema. Si se concreta la operación total, al albiazul le hubieran ingresado 1.200.000 dólares (más de cinco millones de pesos) con significado vital para levantar la quiebra, pero quedó en libertad de acción en 2010 cobrando míseros 2.500 pesos mensuales. La responsabilidad es de todos: los gerenciadores de turno, el fideicomiso y los hinchas también, porque la necesidad de obtener resultados inmediatos encegueció la razón, impidiendo la maduración y eln crecimiento que hoy es realidad. Encontró respaldo en otro lugar, y por eso, los 5 millones de pesos no irán para barrio Jardín. Pero claro, con el diario del lunes...

“Algo cambió en el club”


Julio Buffarini fue adquirido por San Lorenzo en un 50 por ciento, a cambio de 500 mil dólares. Firmó un convenio por tres años, con una opción de compra de 700 mil de la misma moneda en junio. Un gran salto para su carrera, después de haber quedado en libertad de acción en Talleres, y quien acaba de ser padre de Martina hace un mes y medio, junto a Florencia, su mujer. No obstante, el “Chacho” argumenta que nota ciertos cambios positivos en la forma de conducir al club: “algo cambió. Tengo relación con Agustín Díaz, Ramiro Pereyra, Leandro Requena a quien felicité por el penal que atajó, y ellos me cuentan que están muy a gusto. No tienen inconvenientes como en otras épocas. Yo solo espero que Talleres ascienda. Tengo ganas de seguir creciendo, pero igual, sueño con poder terminar mi carrera en la institución que me vio crecer y me dio la confianza para debutar tan joven. Ahí viví de todo, me apoyaron, me criticaron, pero hay hinchas que me reconocen el esfuerzo, porque en cada partido, me peleé entero por la camiseta”, espetó.