Fabio, el héroe. El debutante de 18 años dedicó a sus abuelos el tanto del 3-2 clasificatorio ante Alumni. Ellos lo criaron y lo ayudaron a luchar con su condición de celíaco. El año pasado se lo quisieron llevar a Italia, pero le firmó a la "T".

Cada gol tiene su historia. La del tanto del debutante Fabio Álvarez –el que significó el 3-2 a Alumni, en el final, y la clasificación de Talleres al nonagonal– la tiene.

Ese gol empezó a nacer hace varios años, en la casa de barrio Corral de Palos, en la que el enganche recibió a Mundo D.

“El Negro” hizo de anfitrión y presentó a Ana María y Julio Rubén. Ellos son sus abuelos maternos, pero el pibe de 18 años los presentó como sus padres.

“Ellos son mis padres verdaderos. A ellos fui a abrazar cuando se terminó el partido. En ellos pensé cuando hice el gol a los pocos minutos de haber ingresado. Ellos me criaron”, largó el pibe.

“Es un hijo del corazón. Su padre se fue a poco de nacer. Una vez se quiso acercar, pero no pasó nada”, dijo el abuelo.

“Su madre es mi hija. Me lo dio a poco de nacer. Era muy chica. Nosotros tuvimos siete hijos, dos de ellos son del corazón. Está Fabio y también Mía Azul, la más chiquita, a la que también estamos criando”, completó la abuela Ana María.

Es la palabra de dos laburantes. Julio es empleado del Jockey Club y Ana María es cocinera en el Ministerio de Desarrollo Social. Los recuerdos empezaron a atropellarse, igual que las lágrimas.

“Fue y es duro. Hacemos todo con sacrificio. Como cuando pedíamos el alimento para Fabio en Radio Suquía. Es celíaco, no tolera los alimentos con harina. Necesitaba fórmulas especiales como la leche de soja. Y en el programa de Julio Bevione, nos hacían el favor de pedirla. Y no faltaban los oyentes solidarios. Después la íbamos a buscar a la radio. Fue durante un buen tiempo, hasta que después la conseguimos por otro lado”, recordaron los abuelos.

“Cumplí un sueño. Por eso me abracé con ellos”, dice el pibe y se entiende. “La vida de los chicos de inferiores es brava. Quiero agradecer a José Márquez, papá de Matías, compañero mío en inferiores, que está lesionado. Me llevó a Talleres, porque no tenía como irme. El primer DT que tuve fue Marcelo Bonetto. De todos aprendí”, comentó el “10”.

Después, cuando el pibe fue pintando, llegaron las tentaciones. Apareció un grupo empresario.“Tenía que quedarme cuando me vinieron a buscar para ir a Italia. Pero le firmé a Talleres”, contó Álvarez. Por esa razón, el Fondo de Inversión acusó a un ex jugador de Belgrano.

Debut goleador. En barrio Corral de Palos, todos los caminos conducen a la casa de la calle Montes de Oca. Es un desfile de gente que se interrumpe. Están sus amigos del alma. “Nicolás es de Talleres, pero no fue a la cancha. Lo voy a matar. Sergio es de Belgrano. Dejalo ahí”, señaló el pibe.

Los abuelos-padres, Mía y los amigos de marras conforman la escenografía del día después del golazo clasificatorio del debut, vital para soñar con el ascenso. “Coleoni me hizo entrar por Navarro. Me la jugué. Tiré la doble pared con Anívole y Riaño y le pegué de zurda, aunque uso más la derecha. Fue un gol de hincha, porque también lo soy. De ir a la cancha”, recordó el juvenil. “Cumplí un sueño”, repitió.

Ahí, en la casa de barrio Corral de Palos, cerquita del potrero “Caranchón” o del polideportivo del barrio, donde la descocía y crecía bajo la mirada de sus abuelos. Ahí, donde hace varios años empezó a engendrarse un gol. Un gol al corazón.

Largan campaña. Hoy se larga la campaña de socios para el nonagonal. “Tendrán prioridad los 11 mil existentes hasta el 20 de marzo. Los socios pueden renovar la ubicación actual, sin excepción. Si después del 20 hay un remanente, se abrirá la conscripción para todo el mundo y habrá otros cuatro mil lugares disponibles”, dijo Rodrigo Escribano, titular del Fondo.