El Bati marcó su 6º gol y otra vez fue el héroe. Los hinchas ya lo aman.

Pocos saben conquistarla. Sólo algunos pueden entenderla en los días que está histérica. Casi nadie sabe escucharla aunque no hable y sin embargo presiente dónde va a estar para encontrarse a solas. Escasean los que presagian, como Adrián Aranda, cuando vendrá a buscarlo para que juntos construyan el gol y demostrar que el amor es un soplo que dura nada, pero que el momento es para siempre.

El Bati Aranda fue quien volvió a tutearse con el gol. Ayer, cuando al partido le quedaban los últimos segundos, apareció en el área chica para empujarla a la red y darle un sufridísimo empate a Talleres. Con este gol acumula seis en el Torneo, de los cuales cuatro los marcó en el Estadio Córdoba.

“Si bien no tuve un buen partido porque el partido se había complicado volví a meterla. Cuando entró Solferino traté de meterme más al área porque Solfe tiene muy buen juego aéreo y en la última, por suerte me la baja y pude meterla”, arrancó contando el goleador máximo que tiene el equipo que dirige Andrés Rebottaro. Aún agitado después de tanta emoción se hizo espacio para reflexionar: “No tuvimos una buena tarde, creo que era para empate clavado y salió un golazo de Bergese que nos complicó el juego, encima nos expulsaron a dos jugadores pero demostramos que nunca bajamos los brazos”.

En el vestuario retumbaba el cántico de los jugadores y de algunos miembros de la Fundación y el atacante justificó el desatado festejo: “Se festejó mucho porque costo y seguimos manteniendo la diferencia con Racing, estamos muy contentos pero somos conscientes de que no se jugó un buen partido”, explicó todavía con la frente sudada por el vapor que había en el vestuario.

Sus víctimas. Aranda le marcó dos a Juventud Antoniana de Salta y uno a: Sportivo Ben Hur, Libertad de Sunchales, Unión de la misma ciudad y ahora a la academia cordobesa.

“Es muy lindo seguir metiéndola pero acá lo importante es como mete el grupo. Tenemos actitud, fijate que siempre tratamos de buscar el empate porque sabíamos que ellos iban a hacer lo imposible para ganarnos por la diferencia de puntos pero ellos no fueron muy superiores a nosotros”, decía feliz quien alguna vez jugó en el Deportivo Quindío de Ecuador.

“Por más que uno esté derecho para el gol no tengo que relajarme, esto es largo y de nada sirve que uno la mate y que después el equipo pierda. Pero convertir es una satisfacción muy grande, vine para eso y estoy respondiendo. Lástima que no pude gritarlo con la barra pero todo el mundo se fue feliz”.

De los seis goles que concretó Aranda desde que llegó a Talleres en los primeros tiempos marcó dos y los otros cuatro los realizó en el complemento, indicando que el punta jamás se rinde y hasta que no acabe el juego puede anotar.

El Bati otra vez llegó al gol, adivinando donde está ella, la que todos quieren, pero que pocos saben conquistar. Un amor sublime y letal.