Le tocó mirar el segundo partido de la reválida contra Racing de Nueva Italia en el palco de autoridades de la Boutique, al estar suspendido por acumulación de tarjetas. En el gol de Héctor Cuevas, el del empate, el de la permanencia, el «Colorado» descargó su bronca contenida y rompió un vidrio de un puñetazo. Tras el partido y ya en los vestuarios, habló tanto para los periodistas como los que habían jugado, lo que refleja su compromiso con el equipo albiazul, más allá de que había estado apenas seis meses en barrio Jardín.

«Me pone contento seguir en Talleres, porque me gustaba la idea. Es que el proyecto de Ahumada es importante y queremos demostrar en lo individual y en lo colectivo que Talleres está para más», manifestó Lussenhoff, en diálogo con Radio Impacto.

«Charlé mucho con Carlos (Ahumada) ayer a la tarde (por el domingo), y coincidimos en que no hay tiempo para perder. Lo que viene para Talleres será complicadísimo, por los malos torneos anteriores. Hay que prepararse para una gran campaña», agregó el «Colorado».

Distinguido por el público albiazul como uno de los que más rindió en el primer semestre, tanto en la función de zaguero como de volante central, Lussenhoff también destacó que «por ahí suena a ‘sanata’, pero cuando terminó todo dije que quería quedarme por la gente. Es que su apoyo fue fundamental para mantener la categoría, me impresionó como nos acompañó en todo momento».