Racing y Talleres juegan el primer “chico” de una serie decisiva para sus destinos. A las 12.05, en Nueva Italia.

Diez meses atrás, cuando debutó en el Torneo Argentino A 2007/2008 ganándole 1-0 a Alumni, Racing de Nueva Italia no tenía en mente otra cosa que ser campeón. En sus planes no figuraba la palabra promoción y mucho menos un hipotético enfrentamiento con otro equipo cordobés que no fuera el villamariense, con el que se verían las caras en tres ocasiones más. Pero la realidad –léase final perdida con Atlético de Tucumán, con sabor de despojo– lo puso frente a frente a Talleres en esta segunda chance de ascender.

Claro que los albiazules tampoco imaginaban semejante cruce al final de una temporada en la que, lejos de pelear por volver a Primera División, renegaron bastante con la calculadora y los promedios, como lo vienen haciendo en los últimos 11 campeonatos. El año pasado, la “T” había evitado un triple desempate con Instituto y Ben Hur (para ver quién revalidaba) gracias al punto que el Tribunal de Alzada de la AFA le devolvió tras revisar una sanción del Tribunal de Disciplina. Queda claro que no aprendió la lección.

El desembarco del empresario Carlos Ahumada, en febrero pasado, fue un “veranito” no exento de tormentas (el despido del técnico Rubén Insua y el intento de prescindir de Julián Maidana), que se extendió hasta que el equipo se quebró anímica y futbolísticamente, y empezaron los problemas extradeportivos para el gerenciador.

El angustioso triunfo ante Tiro Federal de Rosario y la ayuda invalorable de otros resultados, el sábado pasado, le dieron otra vida a la “T”. El primer “chico” de la serie, hoy a las 12.05 en el estadio Miguel Sancho, será el clásico número 23 que animarán académicos y albiazules en el ámbito afista, donde mantienen una paridad absoluta: seis triunfos por bando y 10 empates.

Jugando a las escondidas. Marcelo Bonetto, DT de Racing, y Ángel David Comizzo, su colega de Talleres, le pusieron un toque de misterio al clásico, con las no menos clásicas “prácticas a puertas cerradas” que preceden a los partidos donde hay muchas cosas en juego. Claro que armar el mejor equipo posible no fue la única tarea que les cupo en la semana previa a esta promoción-reválida: Bonetto debió recomponer el ánimo de sus dirigidos tras la caída en Tucumán; Comizzo, seguir haciendo equilibrio en un vestuario ahora menos revuelto por obra y gracia del “doble comando” que asumieron sus caciques.

Por el lado de la Academia, habría dos variantes: una obligada, Albano Becica por el suspendido Mauro Velárdez; y otra táctica, Luis Rivero por Marcelo Bergese. Ante la ausencia de su creador, y obligado a utilizar un sistema 4-4-2 flexible, Alejandro Gaboardi es quien deberá tratar de tomar las riendas del equipo.

En la otra vereda, la albiazul, Comizzo presentará como novedad el regreso de Federico Lussenhoff al medio campo, y algunas variantes posicionales que, de confirmarse, generan más dudas que certezas en el simpatizante de la “T”. La presencia del referí internacional Gabriel Favale opacó las suspicacias y dejó a todos conformes. Llegó la hora de jugar, ¡suerte para los dos!