Ni bien se conoció su designación para arbitrar el clásico cordobés, Sergio Pezzotta le dijo a La Voz del Interior que su deseo era pasar inadvertido. Y, después del partido, bien puede decirse que el referí cumplió con su cometido, lo que no es poca cosa en épocas de tantos cuestionamientos para el referato nacional.

Siempre cerca de la jugada y sin tribulaciones, a Pezzotta no le costó meterse el partido en el bolsillo, aunque el juego le ofreció pocas alternativas polémicas.

Quizá la única jugada controvertida fue la que determinó la expulsión de Valentín Brasca. Pero Pezzotta no evitó las explicaciones, después del partido. “Antes de la agresión del arquero (Brasca), había cobrado falta del número ocho (Aldecoa)”, argumentó.

–¿Qué le informa el asistente?
–Que el arquero pega un cabezazo, que yo no lo puedo ver porque me tapa el cuerpo de los dos jugadores.

Pezzotta también se refirió al juego que le tocó dirigir: “Fue un lindo partido, lástima que no pudo haber goles. Hay que destacar el buen comportamiento de los jugadores porque, salvo ese incidente del arquero, tuvieron un muy buen comportamiento”.

La cancha dio la nota
El estado del campo de juego fue un tema ineludible, ya que estuvo muy lejos de lucir “impecable”, como habían asegurado la semana pasada desde la Agencia Córdoba Deportes. “La cancha está un poquito fea. Pero bueno... desgraciadamente falta un poquito de cuidado”, dijo Pezzotta.