Talleres estaba ante la peor situación de juego. Con una salud futbolística precaria, se encontraba perdiendo 0-1 ante un rival directo por zafar de la zona roja como es Almirante Brown, experto en eso de sacar el máximo rédito a los descuidos del rival. Y con la gente pidiéndole que jugara a más revoluciones. Pero el equipo de Ángel Comizzo salió con argumentos propios. Los goles provocaron el juego, pero lejos de alimentar la discusión de si uno debe ser primero que el otro, hay que dejar en claro que fue una gran noticia que Talleres tuviera algo de fútbol.

Porque la reaparición de Paulo Rosales –vital en el empate con un tiro que rebotó, y vivísimo al provocar el polémico penal que Iván Borghello convirtió– redundó en un beneficio para aprovechar la salida clara que Lucas Rimoldi ofreció durante todo el partido y para alimentar a Borghello y a Cuevas, extrañamente impreciso cuando la “T” necesitó de sus definiciones. También sumaron algunos chispazos de Alexander Viveros cuando se tiró al medio para ser un armador alternativo.

La respuesta de Talleres sorprendió gratamente, sobre todo teniendo en cuenta las derrotas del ciclo Comizzo, en las que Ben Hur y San Martín de Tucumán le convirtieron primero y Talleres no tuvo argumentos para revertir la desventaja inicial.

Ayer Almirante Brown había sacado un pleno con muy poco. Ganaba con el remate del lateral Walter Díaz (la primera vez que subía) y había logrado meter a Talleres en una “cancha” de 30 metros por 30. Viveros y Buffarini, contra la banda; Cuevas y Borghello, absorbidos por los altos del fondo; y Rosales atrapado por Mezza Sánchez.

¿Y Rimoldi? El volante salía con cabeza levantada, pero debía tocar a los costados porque no tenía receptores. Encima, las faltas generadas al borde del área y las pelotas detenidas, habían sido desaprovechadas. Oportuno fue lo de Rosales, quedó dicho. Tanto como el “suelazo” que metió Federico Lussenhoff para recuperar una bola sucia y asistir a Rosales. El otro acto que también representaba un desafío era cómo defendería el 2-1, toda vez que la expulsión de Gabriel Oyola impulsó la reacción de Brown. Pero la “T” eligió defenderse lejos de Brasca, con la seguridad que impuso el recién ingresado Maidana sumadas a las proyecciones de Quiroga. El mérito y el resultado coincidieron. Fue noticia.