-
De capa caída, así se retiró Talleres, humillado ante Brown. La “T” lleva 22 partidos sin ganar de visitante.

Almirante Brown goleó 4 a 0 a un Talleres apático que sigue perdiendo terreno en las posiciones. El esquema ofensivo le jugó en contra a Capitano, quien renunció.

En el fútbol, como en cualquier otro deporte, cuando un equipo está inspirado y el otro está en uno de esos días en los que sale todo mal, el resultado es previsible: goles, lujos y fantasías de un lado e impotencia y desesperación por el otro. El partido entre Almirante Brown de Isidro Casanova y Talleres fue un fiel exponente de esa situación. Román Díaz y compañía tuvieron un día brillante. La T, preso de su rendimiento cuando sale de Córdoba, no pudo, ni supo hacer nada para sacar adelante el partido.

De entrada ya se vio a un Brown dispuesto a llevarse por delante a su rival. Los dirigidos se pararon en campo contrario. La idea de los locales era muy clara: manejar la pelota, desgastar a Talleres y dársela a Román Díaz para que se encargue del resto. Con todas las luces prendidas, el jugador surgido en Chacarita comandaba desde la izquierda todos los ataques del local y, cada vez que encaraba, era imparable para la defensa albiazul. Lo del ex jugador de San Lorenzo fue sencillamente impresionante, tan es así que, en todo el primer tiempo, la única forma con la que pudieron detenerlo fue con faltas (esta afirmación a veces parece excesiva, pero esta vez fue realmente así).

A los 17´, Brasca dio un rebote hacia el medio luego de un tiro de larga distancia y, en su afán por detener a Penco, lo derribó en el área. El delantero se hizo cargo del penal y, con un fuerte derechazo al medio del arco, puso al local al frente en el marcador. A pesar del gol, Brown fue por más y, a los 23’, Edilio aumentó la cuenta luego de dejar en el camino a Brasca tras una gran habilitación de Díaz. A los pocos minutos, Penco puso el 3 a 0 y, si el primer tiempo no terminó con una diferencia mayor, fue porque el local no quiso. ¿Talleres? Bien, gracias.

El albiazul no hizo nada bien en ese primer capítulo. La defensa poco podía hacer para detener a un Román Díaz inspiradísimo y el medio campo, en inferioridad numérica con respecto a su rival, era superado por completo. Matías Quiroga jugaba como puntero izquierdo y Lucas Rimoldi, Cristian Basualdo y Franco Dolci, a pesar de que se doblegaban para cubrir todos los espacios, eran superados por el medio campo rival. A los delanteros les llegaba poco la pelota y Emanuel Rivas, empecinado en hacer la individual, perdía más de lo que ganaba cuando intentaba desbordar.

El complemento fue más de lo mismo, los de barrio Jardín intentaron modificar el asunto, pero estaban en una tarde negra, en una de esas tardes en las que todo lo que se intenta sale mal. Almirante se dedicó a cuidar la pelota y el resultado. Pero Díaz (¿a esta altura a alguien le quedan dudas del brillante partido que jugó el volante?) tenía guardada una joya más: Brown jugó corto un tiro de esquina y, cuando todos esperaban el centro, Román la puso en el primer palo, abajo, fuerte. Fue un golazo y el cierre (es cierto, fue a los 8’, pero después no pasó absolutamente nada) de un partido que mostró, sin dudas, la peor versión de Talleres en el campeonato. ¿El saldo? La renuncia de Capitano.