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Rimoldi no puede con su rival. La imagen es una síntesis de lo que pasó ayer en cancha de Sportivo Italiano, donde Talleres fue goleado por Brown. Foto: Fotobaires.

Buenos Aires. ¿Talleres jugó para quedarse sin técnico? Más allá de las cuestiones que puedan deteriorar las relaciones entre el DT y sus dirigidos (desacuerdos en las tácticas, falta de diálogo, “banca” para algunos y banco para otros), Talleres ayer no se guardó nada. En todo caso, faltó fútbol. Lo de siempre.

Igualmente, al encuentro no lo perdió Talleres. Almirante Brown lo ganó por la inspiración de Román Díaz, uno de esos “atorrantes” que cambian partidos y que disparan la pregunta: “¿Qué hace este tipo en un club así?”.

Ni el propio jugador, a quien los hinchas de Brown comparan con Juan Román Riquelme, tiene esa respuesta. A veces pasan partidos, campeonatos o clubes (como le sucedió en Rosario Central), pero cuando el otro Román pone en orden las condiciones que tiene, es capaz de poner un ridículo al rival más pintado.

Ayer arrancó temprano. Se situó a la izquierda, apiló a dos y la cruzó para el pique al vacío de Cardoso. La jugada fue anulada por fuera de juego inexistente, pero era premonitoria de que alguien la pasaría mal.

Los unos y los otros. A los 17 minutos, Díaz sacó un remate que Brasca no pudo retener y que luego derivó en la jugada de un supuesto penal de Brasca a Penco, cuya ejecución fue tomado por el propio goleador local. Fue 1-0. Luego repitió aquella jugada del inicio: ahora situado a espaldas de Basualdo, le dio las mismas coordenadas al brasileño, quien desparramó a Brasca y anotó el 2-0, a los 22 minutos. Un ratito después, Román metió un córner al corazón del área, la pelota rebotó en un defensor y Penco anotó el 3-0. Se jugaban 31 minutos.

Y habría más de Román. Finalmente, el volante de Brown tomó una pelota sobre la derecha y remató al palo más cercano de Brasca, quien no pudo evitar y hasta contribuyó con el 4-0, a los 8 minutos del complemento.

¿Y Talleres? Al iniciarse el juego, insinuó un manejo atildado y prolijo con Rimoldi, en sintonía con Borghello y Quiroga. Dispuso de un par de oportunidades, pero bastó que Mezza Sánchez hiciera pie para que las esperanzas albiazules se terminaran. Capitano probó con todo, inclusive diciéndole, en el entretiempo, a los jugadores que se iría. No le alcanzó.

Ni los cambios (entraron Cuevas, Buffarini y Miralles y Talleres terminó jugando con tres delanteros) surtieron efecto. Es más, los nervios le ganaron a algunos jugadores (la discusión entre “Buffa” y Miralles; la expulsión de Rimoldi) y el final fue pura impotencia. Todo ese combo se llevó a un DT.